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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sam Bloom es una mujer australiana que vive feliz con Cam, su esposo, y sus tres hijos, Noah, Rueben y Oli, que un día debido a sufrir un accidente doméstico durante unas vacaciones en Tailandia, se rompe varias vértebras y se queda paralítica de cintura para abajo, postrada en una silla de ruedas.
Ella trata de adaptarse a su nueva forma de vida ayudada por su familia.
Cuando los niños encuentran una urraca que está herida, se convierte en la mascota de la familia, en la que todos están de acuerdo en ponerles de nombre Penguin, debido al color negrusco de su plumaje.
La familia acoge a esta urraca herida y a partir de ahí ésta marcará una gran diferencia en sus vidas.
El bienvenido pájaro se convierte en la distracción del grupo familiar, le acompaña a Sam y le ayuda a asimilar su nueva forma física.
La optimista historia está contada en off por Noah, la hija mayor, que en cierto modo se siente culpable de lo que le pasó a su madre, en la que en realidad pasan pocas cosas destacadas, pero se centra más que nada en la relación que llevan a cabo los diferentes miembros de la familia y la resignación con la que Sam acepta su nueva existencia de discapacitada, ocupándose después en hacer rehabilitación con Gaye, una profesora de kayak, disciplina deportiva en la que llegó a ser medallista paralímpica.
Hay un bonito paralelismo entre Sam paralítica que encuentra un sentido a su situación y Penguin herida que por fin aprende a volar y cruzar los cielos.
El guion está basado en una historia real recogida en el libro escrito por Cameron Bloom, el padre cabeza de la familia, y Bradley Trevor Greive, que a poco de ser publicado se convirtió en un auténtico best seller.
Buena parte del trabajo interpretativo recae en la actriz dos veces nominada al Oscar Naomi Watts en el papel de Sam, la madre, pero es que la actuación de los niños tampoco se queda atrás con la naturalidad que hacen sus papeles.
La película tiene una bella fotografía y una serie de urracas que interpretan a ese personaje que es uno más, cuya actuación es realmente admirable y divertida con todo lo que hace.
Glendyn Ivin es un director australiano, fundamentalmente de series de televisión, de los más importantes de su país que realiza con 'La familia Bloom' (2021) su segundo largometraje para la gran pantalla con esta comedia familiar de lo más amable, que se ve con agrado por todos los componentes de la familia.
Como curiosidad se pueden ver algunas fotos de los protagonistas reales en los créditos finales.
Premio Awgie a la mejor adaptación. Seis nominaciones de la Academia australiana de cine y televisión.
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