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CRITICA
Por: PACO CASADO
La historia de 'West Side Story', nace como un libreto para una obra musical en 1957 a representar en Broadway, escrito por Arthur Laurents al que puso la partitura musical Leonard Bernstein, siendo el escritor de las letras de las canciones Stephen Sondheim, autor que precisamente ha muerto recientemente (26-XI-2021).
La historia no era más que una libre adaptación de Romeo y Julieta, trasladada a la actualidad en la ciudad de Nueva York.
Aquí no hay dos familias en disputas sino dos bandas callejeras de chicos, de diferentes orígenes étnicos, los Jets que manda Riff mientras que Bernardo capitanea a los Sharks, que son los portorriqueños.
María es la hermana de Bernardo que vive con él y con Anita, su novia, mientras que Tony es amigo de Riff, ambos crearon la banda.
Tony y María se conocen en un baile y ahí comienza su historia de amor a primera vista.
Posteriormente pasó a ser trasladada a la pantalla dirigida por Robert Wise siendo el encargado de la creación de la coreografía Jerome Robbins quien también colaboró en la puesta en imágenes.
Esa inolvidable primera versión, que se convirtió en una obra maestra del cine musical, ganó diez Oscar, tres Globos de oro y así hasta un total de veintiocho premios internacionales.
Ahora nos llega una segunda versión de aquella obra, esta vez avalada por el genio de Steven Spielberg, lo cual en cierto modo podía ser una garantía y una posibilidad de mejorar el original, pero lamentablemente, y siempre vaya por delante la humilde opinión del crítico, no ha sido así.
A pesar de los cincuenta años transcurridos siguen fijas en la mente las imágenes de aquella, la inolvidable partitura de Leonard Bernstein que nos las sabemos de memoria a base de mucho escucharla, los originales créditos iniciales de Saul Bass que se echan de menos, los actores que la interpretaron como Natalie Wood, Richard Beimer, George Chakiris y Russ Tamblin, muchos de ellos famosos ya en aquellos años, la bellísima fotografía de Daniel L. Fapp e incluso la coreografía de Jerome Robbins de la que la nueva versión copia en algunos momentos en los movimientos de los bailarines, aunque los decorados sean distintos, en este caso un barrio de los portorriqueños en fase de ser destruido para construir viviendas para ricos, donde luchan las dos bandas que se odian a muerte, los Jets y los Sharks en un racismo indisimulado en todo momento, acentuado por el enamoramiento de repente entre Tony, un norteamericano que acaba de salir de la cárcel de cumplir un año de condena por una pelea, y una portorriqueña, María, hermana de Bernardo el jefe de la banda de los de su raza.
Es significativo entre el desconocido reparto la presencia de Rita Moreno, la única que repite de aquel elenco, en el que interpretaba un papel principal, el de Anita, aquí incorporado un personaje secundario, el de Valentina, la dueña de la tienda que le da trabajo a Tony tras salir de prisión y que le sirve de refugio.
Rachel Zegler que ya había interpretado a María en las versiones teatrales, lo hace también aquí, pero nada comparable a Natalie Wood, cuya pequeña figura resulta poco entrañable y representativa.
Si destaca Ariana DeBose como Anita la mejor de los nuevos actores.
Poco más de lo mismo ocurre con Ansel Elgott en el personaje de Tony falto de fuerza como para ser un líder.
Si destaca, sin embargo, Ariana DeBose en el personaje de Anita entre los actores del nuevo reparto.
El resto casi pasa desapercibido y apenas se distinguen los miembros de una banda y de otra.
En cuanto a la dirección de Steven Spielberg podemos decir que es voluntariosa, tratando de darle agilidad a la cámara en los números de baile, eligiendo encuadres que sean originales, pero tal vez Justin Peck no sea el coreógrafo que necesitaba para que le diera una mayor vivacidad y originalidad a los bailables, nada comparable con los de Jerome Robbins a los que copia en algunas escenas.
Posiblemente el espectador joven que no conociera la película anterior saque otra opinión de esta versión, pero quien viera la original no podrá quitársela de la cabeza durante toda la proyección, no obstante prescindiendo de lo dicho es un film que se deja ver, que entretiene, pero nada más, sin comparación con la obra maestra que era el anterior.
A pesar de todo, en cuanto a nominaciones va camino de conseguir casi tantos premios con la otra.
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