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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando una cinematografía encuentra un filón argumental, no para de utilizarlo convirtiendo las producciones en una serie que no para mientras ésta da dinero en la taquilla.
Cuando se agota, siempre queda otro recurso que es el de hacer la parodia de ese género.
Y esto es lo que han hecho en este caso estos tres guionistas convertidos en directores y a la vez en productores de esta película que comentamos, Aterriza como puedas (1980) siguiendo la trayectorias del género de catástrofe de la línea de los aeropuertos, que cada cierto tiempo metían a los espectadores en el suspense de soportar un nuevo desastre aéreo.
En este caso los pilotos se intoxican comiendo un pescado en mal estado y un ex piloto de la guerra de Vietnam ha de hacerse con los mandos, pero éste sufre fuertes alucinaciones y se metió en el avión para hacer las paces con su novia, azafata de ese vuelo.
En este caso se nos cuenta la historia de ese piloto que aborrece los aviones, tras haber tenido un percance bélico, que se ve obligado a aterrizar con un cuatrimotor repleto de increíbles y alocados pasajeros.
Como en la mencionada serie de aeropuertos, los más diversos tipos de personajes se dan cita en el susodicho y extraño avión.
El guion tiene un débil hilo argumental en el que el asustado e improvisado piloto busca a la chica de sus sueños para poder rehacer su vida, que sirve de nexo de unión a los múltiples gags que se van sucediendo a lo largo del desarrollo de la trama de este relato.
Los chistes, unas veces verbales, otras visuales, son de los calibres más diversos y de la más variada eficacia, pero en la mayoría de las situaciones hacen una certera diana en el ánimo del espectador, que ríe dee buena gana casi constantemente a lo largo de la casi hora y media que dura la narración.
Así algunos títulos de films anteriores y de este género acuden con frecuencia a la mente del espectador, desde las cintas de aeropuertos hasta los interpretados por John Travolta e incluso una película como Tiburón (1975) que aparece en los títulos de créditos.
El guion, que puso de moda la comedia del absurdo, abusa en algunos momentos de los flash backs, pero es a la vez un recurso para dotar al film de una mayor variedad, saliendo así del reducido espacio de la aeronave.
Los intérpretes son los adecuados para crear estas situaciones cómicas, siendo el resultado de su trabajo bastante aceptable y a la vez resulta muy comercial de cara a la taquilla.
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