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CRITICA
Por: PACO CASADO
Han sido muchas las versiones que en el cine se han llevado a cabo sobre la famosa tragedia escrita por el inglés William Shakespeare sobre su obra 'Macbeth' escrita en 1606.
Alguien dijo alguna vez que William Shakespeare era el mejor guionista del cine.
Tan sólo de memoria y como más recientes, podríamos citar la que hizo Orson Welles en 1948, la de Roman Polanski de 1971, la de Justin Kurzel en 2015 y ahora esta de Joel Coen, por primera vez sin la colaboración de su hermano menor Ethan que ha anunciado que se retira del cine para dedicarse más a los escenarios teatrales.
Ha habido otras versiones que se han inspirado en la obra pero han sido trasladadas a otras naciones o épocas que no en la medieval que sucedía y en este caso también se podrían citar auténticos logros como el de 'Trono de sangre' (1957) de Akira Kurosawa, 'Lady Macbeth en Siberia' (1962) de Andrzej Wajda, que vimos en la Seminci de Valladolid, 'Hombres de respeto' (1990) de William Reilly entre otras, por no hacer más larga la lista.
Un lord escocés, el Barón de Glamis, es convencido por un trío de brujas, mediante una profecía, que un día se convertirá en el próximo rey de su país, Escocia, siendo apoyado por su ambiciosa esposa, que lo convence de que debe asesinar a su primo hermano el rey Duncan para llegar a tomar el trono y hacerse con el poder.
La acción comienza cuando los fieles servidores del rey de Escocia van a darle cuenta de que han vencido en la batalla contra Noruega e Irlanda y a continuación nombra al Barón de Glamis señor de Crawdor y a su hijo Malcolm príncipe de Cumberland y heredero del trono.
Macbeth invita al rey a su castillo y en el momento en que se ha dormido lo asesina, echándole la culpa a los criados que le sirven y coronarse rey.
Entre tanto Lady Macbeth ordena matar a Banquo y su hijo. El padre muere pero el niño logra huir.
Tras la muerte de Lady Macbeth, las ordas del pueblo invaden el castillo y Macduff se enfrenta a Macbeth dándole muerte.
Esta es a grandes rasgos la tragedia shakesperiana, de todos conocida, de este relato medieval sobre la locura, la traición y la absoluta sed de poder, que resulta tan actual como los líderes que intentan eternizarse en sus puestos.
Cada una de las versiones han hecho alteraciones en el desarrollo de la narración original escrita para el teatro, con además de los consabidos cambios necesarios para su adaptación al lenguaje distinto del cine.
La que comentamos no habría de ser menos y también lo hace recortándola y entre otros cambio dando el protagonismo a un estupendo actor de color, dos veces ganador del Oscar, como Denzel Washington, al que cuesta creer en el personaje de Macbeth tras haberlo visto en tantas historias policíacas y de acción de otros géneros.
Mejor adaptada creemos a Frances MacDormand, esposa del director, incorporando a Lady Macbeth en su locura y ambición.
A pesar de estar dirigida esta vez por Joel Coen en solitario, éste ha encontrado la fuerza necesaria para sacarla adelante, situándola en unos escenarios de líneas más modernas, pero siempre con el rigor interpretativo en los actores que exige una obra de este calibre, en la que se puede disfrutar de la calidad de sus textos, aunque en ocasiones la imagen se pare para escuchar el reflexivo monólogo, frenando así el ritmo de la narración.
Ha elegido hacerla en blanco y negro y en el formato de pantalla cuadrada que le quita espectacularidad y le da más concentración en la tragedia, a lo que se añade una realización tan académica como clásica.
Posiblemente, siempre en opinión propia, no sea la mejor versión que conocemos de la misma, superada para nuestro gusto por la de Orson Welles y Roman Polanski, al menos.
Premio AFI. Silver frog en los premios Camerimage. Nominado al Globo de oro Denzel Washington. Premio NBR a la mejor adaptación. Y numerosos premios y nominaciones de los críticos americanos.
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