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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Don Camilo' (1952) es ya una producción con historia, no en vano ha pasado por ella más de un cuarto de siglo y sin embargo ahora llega a las carteleras españolas, con demasiado retraso.
Prohibida por nuestra censura en su momento, se da la circunstancia curiosa de ser permitida ahora y con la calificación de Autorizada para todos los públicos, ya que al parecer ha desaparecido la peligrosidad que hacía que estuviera prohibida, que no era otra que la sombra del comunismo de uno de los personajes que interviene en la historia.
La película se realizó en su momento acogiéndose al notable éxito literario de la novela de Giovanni Guareschi, 'El pequeño mundo de Don Camilo', que sigue con bastante fidelidad la adaptación el contenido del libro siendo ésta la primera de una serie que continuaría con 'El regreso de Don Camilo' (1953), que no se vio en España en su día, y 'El camarada Don Camilo' (1965) que, dirigida por Luigi Comencini, fue la única que se autorizó su proyección en su momento.
En Brescello, un pueblecito del valle del Po, en la Italia del año 1946, gana las elecciones municipales el alcalde del Partido Comunista, enemigo ideológico pero gran amigo personal del párroco Don Camilo, aunque a regañadientes debido a su rivalidad política.
Ambos son brutos, primarios, pero nobles y de buen corazón.
Se ponen zancadillas el uno al otro, pero terminan en sinceros y fraternales abrazos.
Nos encontramos pues, ante una obra simpática, agradable, llena de humor y para la que los años no han pasado excesivamente.
Hoy es curioso ver la dialéctica y la polémica entre este cura tan temperamental y bondadoso, capaz de defender su ideología eclesial incluso con los puños, que habla con Dios como con un amigo, y el comunista alcalde bolchevique, lleno de contradicciones y singularidades, pero también de humanidad, de sentimientos cordiales y espontáneos.
Los enfrentamientos entre el clérigo y el rojo comunista, originan los diversos enfrentamientos de este divertido film, que producen constantemente la sonrisa o la carcajada en el espectador, que debido a ello se olvida en muchos momentos de la antigüedad de la cinta.
Desde el punto de vista artístico no sucede igual para el experto, ya que el cine de Julien Duvivier, que no se encontraba en el mismo momento de forma que con sus anteriores producciones como 'La bandera' (1935) o 'Pépé le Moko' (1937), se le antoja ya algo trasnochado, simplote, realizado con más artesanía que inteligencia, en esta comedia social, con su anecdotario costumbrista y su polifacetismo humorístico y sentimental.
Fernandel encarna bien al protagonista, Don Camino, mientras que Gino Cervi le hace frente en el personaje del alcalde Giuseppe Bottazi, al que todos conocen como Peppone.
Premio del cine alemán por promover los valores democráticos. Premio NBR a la mejor película extranjera.
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