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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que se lleva esta novela de Agatha Christie que escribió en 1937 a la pantalla, ya que hay otra versión de 1978, realizada por el cine inglés bajo la dirección de John Guillermin cuya interpretación estaba cuajada de célebres estrellas de la pantalla y digamos de entrada que nos parece superior a esta otra dirigida e interpretada por Kenneth Branagh.
A diferencia de aquella esta tiene un breve prólogo en blanco y negro que tiene lugar durante la Primera Guerra Mundial en el que Hercules Poirot gana una batalla con su estrategia terminando herido y posteriormente pasamos a las imágenes en color y al desarrollo de la acción propiamente dicha de la novela.
El argumento tiene algunas alteraciones que comienza con el conocimiento de la millonaria protagonista Linnet Ridgeway de Simon, que será posteriormente su marido, a despecho de Jackeline de Bellefort, su mejor amiga desde el colegio, a la que le quita el novio, por lo que termina odiándola a muerte y persiguiéndola para hacerle la vida imposible.
La millonaria invita a un crucero por el Nilo en el lujoso barco de vapor Karnak a todas sus amistades para asistir a su boda en Egipcio donde se cuela la despechada amiga y en el que también se encuentra el detective belga Hercules Poirot.
Durante el mismo se produce la muerte de la millonaria, como es sabido, y el sagaz detective Poirot, uno de los personajes preferidos por la autora, se encarga de investigar quién ha sido la persona que ha cometido el asesinato, donde todos son sospechosos.
Como decíamos hay algunas alteraciones con respecto a la anterior versión e incluso de la novela, como el referido prólogo, un pequeño epílogo, la inclusión de algunas personas de color en la historia así como la presencia de la música de jazz en la banda sonora, y otros personajes que no estaban en el argumento.
A diferencia de la anterior las deducciones de Poirot, que en la primera estaban representadas en imágenes, lo que lo hacía más clarificador para el espectador, aquí, salvo en dos o tres momentos y en blanco y negro, son representadas, pero el resto se convierte en un farragoso embrollo de nombres que son difíciles de identificar por parte del espectador por la rapidez de cómo se suceden, lo que se aumenta al no ser actores conocidos con los que el público se pueda identificar fácilmente.
No obstante gracias a la intriga, el suspense y los constantes giros de la acción, que suele utilizar en sus argumentos la célebre autora, resulta entretenida.
Por parte de Kenneth Branagh realiza un buen trabajo por partida doble, tanto delante como detrás de la cámara, encarnando a un notable Poirot y una buena planificación de las imágenes en cuanto a encuadres y tipos de planos a utilizar en cada momento.
Se saca un buen partido por parte de la fotografía a los bellos paisajes y escenarios en los que se desarrolla la acción, así como del elegante vestuario de Paco Delgado e igualmente del uso de la música del veterano Patrick Doyle.
La interpretación en general es correcta a pesar de que apenas hay tres actores que son conocidos.
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