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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las famosas aventuras del cura Don Camilo y del alcalde comunista del pueblo, Peppone, que sirvieron de base para la novela de Giovanni Guarsechi, dieron lugar a varias películas que fueron interpretadas por el actor francés ya fallecido Fernandel y el italiano Gino Cervi en los papeles de Don Camilo y Peppone respectivamente.
Algunas de aquellos films fueron prohibidos por la censura española en su momento en nuestro país, aunque pasados los años algunos fueron exhibidos finalmente, aunque tarde, e incluso posteriormente también se pasaron por Televisión española.
Pero de todo esto hace ya algunos años, motivo por el cual Terence Hill se ha decidido, no sólo a producir una nueva versión, sino que también ha acometido la experiencia de ponerse detrás de la cámara para dirigirla e incluso incorporar el personaje principal de la historia, el cura Don Camilo.
Los espectadores más veteranos que ya vieran estas aventuras a través de las cintas anteriores en el cine o por la televisión, o bien hubieran leído las novelas, esta nueva versión no les dirá nada nuevo, en la que el cura ayuda al pequeño pueblo donde está destinado, del que es el párroco, a resolver algunos problemas junto a su enemigo político el alcalde Peppone.
Terence Hill se ha limitado a poner en imágenes el guion de Lori Hill que ha adaptado la novela de Giovanni Guareschi, en la que incluso ha introducido algunos episodios que o bien no estaban en las anteriores versiones o que han sido creados para esta ocasión, como es el caso del episodio de una mujer que tiene un hijo al que le falta el cariño de su padre, que no conoce, o el de la pareja de paracaidistas que pretende casarse en el aire en pleno vuelo, modernizando así los hechos que se narran.
A decir verdad, Terence Hill, ha realizado una cinta que ha resultado demasiado larga, de dos horas de duración, y ello unido a su corta experiencia como director ha hecho que pierda el ritmo en ocasiones y esté falta de gracia en otros momentos.
La película se la dedica Terence Hill a Giuseppe Colizzi que le dirigió en varios westerns y del que tal vez aprendiera a dirigir, aunque o no asimiló demasiado o no eligió a un buen maestro, al menos por lo que ha demostrado en este film.
Pino Donaggio abusa en la banda sonora de introducir demasiadas veces el himno de la Internacional.
Por su parte los actores se comporta de forma correcta, pero el resultado no es el que hubiera sido más apetecido.
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