|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta producción muda tuvimos ocasión de verla en un ciclo organizado sobre Carl Theodor Dreyer en la Semana de cine de Valladolid en el pasado siglo.
Juana de Arco es una doncella francesa de diecinueve años de edad, salvadora de la patria en su lucha contra los ejércitos ingleses, que declara sentirse inspirada directamente por Dios, que insiste en vestir ropas de hombre, siendo declarada blasfema y apóstata, por lo que es citada a comparecer ante el alto tribunal de la Inquisición, en el que se enfrenta a su procesamiento y a una posible condena a muerte en la hoguera, debido a esa acusación, pero ella sigue orando en éxtasis.
Según su declaración ha combatido al ejército de los ingleses bajo la inspiración de San Miguel, que se le ha aparecido con la promesa de la salvación de su alma.
Finalmente tras ser torturada termina quemada en la hoguera un 30 dee mayo de 1431.
Esta película está considerada como una de las diez mejores obras de la historia del cine.
Aunque su autor tiene una filmografía plena de títulos muy interesantes, con únicamente este film, rodado en primeros planos, con algunos que son realmente demoledores, y con una técnica que no ha sido superada todavía, a pesar del paso del tiempo, al menos en cuanto a la perfección de la puesta en imágenes, la interpretación de los actores y el montaje llevado a cabo, Carl Theodor Dreyer hubiera pasado al capítulo de los directores inmortales de la historia del cine.
El guion se basa en las actas del jurado que aún se conservan.
Fue rodada en las afueras de París, en un impresionante escenario levantado por Herman Warn, a lo largo de seis meses, desde mayo a octubre de 1927.
Resulta realmente inolvidable la actuación que hizo María Falconetti, de quien se dijo en su momento que no pudo interpretar más películas porque Dreyer le chupó hasta la última gota de su sangre artística.
El realizador danés quiso rodarla con sonido, pero los estudios franceses no estaban a la altura deseada en esos momentos y Dreyer escribió un guion basado en las crónicas del proceso de la santa francesa tan minucioso en la planificación que, hoy podemos seguir diciendo que las imágenes hablan por sí solas.
Es un film contra la intolerancia, contra todos los tribunales inquisitoriales y represivos de las ideas y así lo concretizó Dreyer en su día.
Finalmente fue realizada muda, pero posteriormente se reeditó una versión con sonido en 1930 con un narrador y en 1982 se le añadió un score a cargo de Ole Schidt y en 2007 se le sumó otro compuesto por Jesper Kid.
Premio Golden tren a la mejor película en el Festival de la isla de Faro. Premio NBR en 1929. Premio Photoplay a María Falconetti y al mejor film.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE