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RITICA
Por: PACO CASADO
Philippe Lemesle, un ejecutivo, su esposa Anne y su familia compuesta por dos hijos, una chica, Juliette, ya graduada que está en Norteamérica y Lucas, un chico en edad escolar con problemas de comportamiento, están en unos momentos en los que debido a circunstancias pueden cambiar por completo sus vidas.
En las primeras imágenes el hombre y su esposa se están separando, concretando con sus respectivos abogados cómo quedan cuando el divorcio se haga efectivo.
Su amor ha sucumbido a las presiones del trabajo, según afirma ella, que lo asumió en su momento, pero ahora afirma haber pasado un infierno.
Con su vida personal eclipsada por las fuertes exigencias del trabajo del marido, gerente en un conglomerado estadounidense de una multinacional del Grupo Elsom, que tiene sucursales en varios países, Philippe Lemesle llega a un punto de ruptura cuando su esposa decide abandonar su matrimonio.
El guion de esta película, escrito por Olivier Gorce y Stéphane Brizé, nos muestra los problemas de este hombre, en primer lugar con su matrimonio, en segundo con su empresa que se propone despedir al diez por ciento de los empleados de golpe, algo que él oculta a los obreros y a los sindicatos, y en tercer lugar con su hijo que tiene problemas psíquicos en el colegio y ha de ser internado en una clínica de reposo durante un cierto tiempo.
Ninguno de los problemas que le afectan al protagonista nos llegan a interesar verdaderamente, alternando cada uno con los demás de manera sucesiva, en los que se emplea una gran cantidad de diálogos y discusiones, sobre todo de tipo laboral en el tema de la empresa que la hacen algo verborréica y para lo que hay que estár muy preparado para entender ciertas cuestiones laborales de la ley del mercado y otras de índole moral con respecto a los empleados.
Son tratados con menos profundidad los del divorcio y el del hijo, que por cierto los deja casi todos en el aire, sin resolver, con un final que no acaba de dejarnos satisfechos.
No cabe duda de que el cine francés tiene un cuadro de estupendos actores entre los que figuran los dos protagonistas principales de esta historia, Vincent Lindon, que es la quinta vez que trabaja bajo las órdenes de Stéphane Brizé, y Sandrine Kiberlain que hace un buen trabajo encarnando a Philippe y Anne, respectivamente, pareja también en la vida real.
El director de este film Stéphane Brizé, del que se conocen en España al menos media docena de títulos realizados, incluido este que comentamos, había hecho entre ellos La ley del mercado (2015) sobre los problemas de un parado y 'En guerra' (2018) con la defensa de los obreros por mantener su puesto de trabajo y aquí los problemas de un ejecutivo exigido por unos jefes sin alma, que no piensan en las personas sino en los números de la cuenta d resultados que dar a los accionistas.
Los tres títulos sobre la temática laboral de base forman una trilogía que ahora se cierra y todos protagonizado por Vincent Lindon, haciendo de desempleado, de obrero y de gerente en el mundo del trabajo.
Stéphane Brizé tiene una buena caligrafía en la elección de los planos y la narración, pero eso no le da más interés al tema.
Participó en la Mostra de cine de Venecia de donde se marchó de vacío sin el León de oro por el que competía.
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