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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nueva película de Clint Eastwood como director y protagonista junto a su compañera habitual últimamente, Sondra Locke.
En esta ocasión nuestro héroe es el dueño de un circo que atraviesa por muchos problemas.
Este film está recibiendo el reconocimiento de la crítica que lo considera agradable, sentimental y al mismo tiempo una comedia satírica, pero según nuestro entender no pasa de ahí.
Abundando en la inexorable degradación de los hombres y las cosas del viejo Oeste, absorbidos por una sociedad de consumo que los ha convertido en uno más de sus espectáculos, recordemos en esta misma línea títulos como El jinete eléctrico (1979), de Sydney Pollack, con Robert Redford y Jane Fonda o Urban Cowboy (1980) de James Bridges, con John Travolta y Debra Winger, entre otros, Dennis Hackin, el guionista de Bronco Billy (1980), ha construido una historia de carácter nostálgico y crepuscular en la que, Billy McCoy, conocido como Bronco Billy, es el propietario de un pequeño espectáculo circense que va itinerante por el Lejano Oeste, con el que malvive de pueblo en pueblo.
Pero el negocio no acaba de funcionar como desea, ya que últimamente no ha logrado ni siquiera pagar a sus empleados.
Por el camino recoge a una creída rica heredera, Antoniette Lily, perteneciente a una rica familia a quien su esposo la ha dejado en plena luna de miel en la misma noche de boda.
A partir de ese momento, las cosas le irán peor que de costumbre.
A Billy le cae bien, se apiada de ella y la contrata, pero eso no mejora el negocio ya que parece traerle mala suerte.
Todos culpan a la muchacha de tan mala suerte, pero la mayor desgracia caerá sobre el hombre que se hastió de ella, acusado injustamente de haberla asesinado.
Salvo cierto apuntes, la película se ve malograda en su mayor parte por la inclusión de anécdotas que son irrelevantes y por la vulgar realización que lleva a cabo Clint Eastwood.
Lo mejor de este film procede, pues, del guion en el que se cuenta la historia de ese circo itinerante, que apenas logra subsistir ni atrapar la atención de los públicos en aquellas pequeñas ciudades en las que aterriza; esos personajes marginados, desde el joven desertor del ejército hasta la pareja india que huye de la reserva; ese mundo agónico, en definitiva, que encarna el propio Bronco Billy, eufemísticamente denominado "el revólver más rápido del Oeste" en sus actuaciones en el espectáculo circense.
Sin acapararla excesivamente, no cabe duda de que la historia ha sido pensada y escrita para el lucimiento personal de Clint Eastwood, que vuelve a dirigirse a sí mismo sin más que oficio, y que, al igual que su protagonista, parece entrar en franco declive físico y artístico, de momento.
Una correcta fotografía firmada por David Worth y un trabajo bastante ajustado del resto del reparto, completan los valores de esta cinta, discreta incluso como entretenimiento para el espectador, pese a ciertos toques humorístico, que indudablemente ayuda y mejoran pasar el rato sin otras preocupaciones personales.
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