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RITICA
Por: PACO CASADO
El cine portugués no es frecuente que aparezca por las salas comerciales españolas a pesar de ser nuestros vecinos más cercanos, pero tampoco es que tengan una producción fuerte o es que lo temas que tratan no interesan a los distribuidores españoles.
Su cine, por lo que conocemos a través de los festivales, éste tuvo su estreno mundial en el Festival de cine de Cannes dentro de la Quincena de los realizadores y también pasó por el de Sevilla, suele ser denso, pesado, largo, aburrido, en general, salvo excepciones, como es el caso del maestro Manoel de Oliveira.
Aquí se nos cuenta la historia de dos chicos y una chica, Crista, Carloto y Joao, unos veinteañeros, instalados en una quinta, en el Algarve portugués, que se entregan al placer de la indolencia y al éxtasis del baile, mientras están construyendo en el jardín un aireado invernadero para mariposas, al tiempo que comparten las rutinas del hogar, pero no son los únicos.
Entre tanto se bañan en la alberca, riegan las plantas, salen de noche, pasean en bicicleta observan, un membrillo madurando al sol, cogen fruta, luchan contra los insectos, juegan al billar, llevan flores y muebles al invernadero, todo ello ocurre en pleno mes de agosto al que hace alusión el título.
En un instante determinado, hacia los treinta minutos de la narración, hacen acto de presencia otros personajes y es que los cineastas directores Maureen Fazendeiro y Miguel Gomes han abierto el plano y han dado paso a los técnicos, descubriendo así que se está rodando una película en tiempo de pandemia, con sus correspondientes mascarillas.
En un momento determinado discuten si aplazar la escena del beso para evitar la contaminación por Covid 19.
También ocurre que la directora Maureen Fazendeiro se tiene que ausentar para hacerse una ecografía, ya que está embarazada, y los deja que rueden solos y que improvisen algunas escenas que ellos crean, ya que le acompaña a ello Miguel Gomes, su pareja en la vida real.
De esta manera 'Diarios de Otsoga' (2021) (cuya extraña palabra no es otra que agosto escrita al revés) se convierte en una especie de registro de las particularidades de rodar un film, durante ese caluroso mes, en tiempos de pandemia, en una propuesta que logra situarse en las antípodas luminosas de la idea de lo que supone un confinamiento.
Como cosa curiosa los días se van contabilizando hacia atrás comenzando por el 22 y terminando en el 1, que no sabemos qué sentido tiene o porqué se ha querido contar así.
Apenas tiene argumento, se conjuga el documental con la ficción, el cine dentro del cine, no da bien la idea de rodar en esas circunstancias de la pandemia y tampoco es que sea algo esencial, por lo que no interesa grandemente al espectador, ya que lo que constituye el argumento de la cinta que se está rodando tampoco interesa ni nos dice mucho, por lo que no logra captar verdaderamente la atención del espectador que más bien se aburre.
Premio mejor dirección en Mar del Plata. Premio OFCS al mejor lanzamiento fuera de Estados Unidos.
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