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CRITICA
Por: PACO CASADO
Vincent Minnelli, el inolvidable realizador de Un americano en París (1951), vuelve en esta película a tocar el tema del musical, y otra vez con un gran acierto con ya ocurría con aquel más que notable film.
Consigue así apuntar un nuevo éxito en su filmografía, con esta historia en torno al mundo del teatro y sus problemas.
El argumento, como suele ser habitual en los de este género, es sencillo: la vida de unos artistas y las vicisitudes en los escenarios de Broadway.
El gran Tony Hunter, una famosa y ya veterana estrella del cine musical de Hollywood, pero un actor en horas bajas, que llega a Nueva York para actuar en una comedia musical de Broadway, donde le esperan los autores de la obra, Lily y Lester Marton, que le presentan a Jeffrey Cordova, actor, productor y director de obras clásicas, que aprovecha la llegada de Hunter para montar una comedia musical, género que aborda por primera vez.
Cordova pretende poner en escena el mito de Fausto, y para ello Hunter tendrá que parecer un "clásico" y su pareja la bailarina clásica Gebrielle Gerard, tendrá que hacer "revista" cambiando así sus papeles habituales.
Para ello había contratado ya a la guapa estrella Gebrielle Gerard, una joven bailarina.
Como no podía ser menos, la obra resulta un auténtico desastre.
Pero Hunter la reforma, mejor dicho, hace otra cosa, lo suyo, una comedia musical.
Es la adaptación de una obra teatral de George S. Kaufman, con canciones de Howard Dietz y Arthur Schwartz, estrenada en los escenarios de Broadway en el año 1931, en la que concursaron los mayores artistas de la Metro Goldwing Mayer: el productor Arthur Freed, los guionistas Adolph Green y Betty Comden (los autores de 'Cantando bajo la lluvia' (1952)), el estilista Vincent Minnelli y un reparto de auténticas campanillas, con Fred Astaire y Cyd Charise en la cabecera del elenco y entre los secundarios están Oscar Levant, inolvidable en 'Un americano en París' (1951), Nanette Fabray, una celebridad de Broadway, y Jack Buchanan, toda una institución del music hall británico.
Con todos esos ases en la mano tan sólo podría resultar una brillante obra maestra.
Tiene un maravilloso guion, que enlaza estupendamente bien los abundantes y elegantes números coreográficos, algunos tan magníficos como el del detective, junto a otros que son muy agradables, como el formidable de los mellizos, entre los que cabe destacar el ballet final, que es todo un homenaje a la serie negra y una canción That's entertainment compuesta exprofeso para esta cinta.
La película está construida con movilidad y gracia por parte de la agilidad de la cámara contribuyendo a la puesta en escena.
La dirección de Vincent Minnelli es más que relevante, con un ritmo ágil y recreando los ballets con toda la brillantez que es necesario en estos casos.
Por su parte Fred Astaire sigue siendo un gran bailarín, número uno del musical norteamericano, al que acompaña en esta ocasión Cyd Charise que está muy a su altura, mostrándose excelente como bailarina y como actriz a la que le va muy bien el papel de mujer fatal en el número último.
Muy bien todos los secundarios.
En resumen, una comedia musical de una notable calidad, muy entretenida, con excelentes números musicales y de baile, muy bien realizada y con estupendos bailarines.
La Academia del cine de Hollywood la nominó como mejor guion, vestuario y música. Ganó los premio ASCAP y National Film Registry.
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