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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más, la cinematografía italiana vuelve a copiar los éxitos de las producciones norteamericanas.
En esta ocasión se fijan en la película The Warriors. Los amos de la noche (1979), dirigida por Walter Hill y protagonizada por Michael Beck, James Rema y Dorsey Wright, en donde se contaba la historia de un carismático líder que trata de hacerse con el control de las bandas callejeras del barrio del Bronx de la ciudad de Nueva York, sobre todo en sus actuaciones que llevaban a cabo de noche y en las luchas internas que se suscitaban entre ellas.
Aquí la acción se traslada al futuro inmediato, a unos años más adelante, como se cita en el título '1990: Los guerreros del Bronx' (1982).
El lugar donde se sitúa la historia está casi destruido y tan sólo habitan allí los componentes de estos grupos, a cada cual más extraño, con vestimentas y costumbres más sofisticadas.
Una chica millonaria llamada Ann, heredera de una gran compañía, se adentra en ese territorio de la ciudad de Nueva York post-apocalíptica, donde es atacada por una pandilla de jugadores de hockey callejero, que empuñan los palos reglamemtarios de ese deporte como armas.
Hammer, un duro jefe de policía se infiltra en el Bronx, que se ha convertido en un campo de batalla para varias de esta pandillas callejeras asesinas, con la misión de rescatarla.
Su viaje a través de túneles y alcantarillas, esta vez a la luz del día, constituye toda una gran aventura en el enfrentamiento con las diversas bandas que les salen al paso, algunas de ellas resultan ser tan ridículas en sus comportamientos, que mueven a la risa.
Este largo paseo por ese submundo apartado de la sociedad, de los bajos fondos neoyorquinos, se nos presenta con una visión crítica de futuro en una burda copia de aquella otra película citada anteriormente, consiguiendo en este caso el efecto totalmente contrario.
Por más espectacularidad que se le quiere dar en el enfrentamiento y exposición de la violencia, no se consigue en absoluto en ningún momento.
Entre los actores destaca la presencia del ya fallecido Vic Morrow que acata el personaje del duro policía encargado de la difícil misión del rescate, teniendo que enfrentarse al joven y musculoso Mark Gregory.
Se trata de un film de producción barata, de serie B, que se enmascara, una vez más, como si fuera un producto auténticamente norteamericano, pero resulta totalmente ridículo, con una mala fotografía de Sergio Salvati.
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