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RITICA
Por: PACO CASADO
Antoine Zerkaoui, un joven que vive en el barrio parisino de Bondy, estudia contabilidad sin mucha convicción, dividiendo su tiempo entre las batallas de rap, que practica con talento, interviniendo en algunas de ellas de vez en cuando, y su trabajo como repartidor de sushi en una empresa de comidas.
Algunas noches hace de vigilante por si llega la policía mientras que su fortachón hermano mayor participa en las peleas ilegales con las que ganar dinero para sobrevivir.
Durante una entrega en el Palacio de la Opera, su camino se cruza con el de la señora Louseau, profesora de canto de la venerable institución, que detecta en Antoine un talento en bruto, aún por desarrollar, para el bel canto por su estupenda y potente voz.
Ella hace lo imposible para que Antoine entre en las clases que imparte a pesar de que no hay ninguna plaza libre.
Poco a poco se va interesando más por la ópera que por las clases de contabilidad, que no le interesan para nada, al tiempo que eso se lo oculta a su familia y amigos, ya que supone salir de los bajos fondos a entrar en un mundo pijo tan diferente al suyo en el que ha nacido y vivido toda la vida.
Esta es la historia que nos ofrece esta vez esta película francesa, de las que no falta cada semana una de ellas y a veces más, en cuya cinematografía se va notando la entrada de la nueva generación de actores y directores, como es el caso este último de Claude Zidi jr. que, naturalmente, ha aprendido de su padre el realizador de igual nombre, que si bien nunca fue una lumbrera como director de títulos destacados, sí al menos llevó una carrera bastante regular, sin grandes fallos aparentes, con algunas comedias divertidas con Louis de Funès entre otras.
Por su parte su hijo, tras debutar con una tv movie en 2006 y en el cine en 2018 compartiendo la dirección, nos llega ahora con su segundo largometraje de ficción, esta vez ya en solitario, con la bonita historia de este joven con afán de superación y de poder llegar a ser alguien en la vida, partiendo de lo más bajo de la sociedad, convirtiéndose en una gran tenor de ópera.
Hay que admitirle algún que otro convencionalismo y el consabido tópico, pero tampoco tiene grandes fallos apreciables.
Zidi jr. ha escrito también esta bonita e interesante historia, en colaboración con Raphaël Benoliel y Cyrille Droux, en la que interviene el tema de las diferencias de clases sociales y algún otro guion, que no ha dirigido, e incluso ha hecho un pinito como actor en el film de su debut en la dirección.
Esta cinta la lleva con el ritmo adecuado que pide la historia y saca partido de los actores, no sólo de la veteranía y la clase de Michèle Laroque, con más de noventa títulos en su filmografía, sino también del debutante en el cine, con varias series de televisión hechas con anterioridad, de origen árabe, Mohammed Belkhir que, aunque ha sido doblado a la hora de interpretar los temas operísticos por un profesional, al que se le da mejor la profesión de rapero y como tal intervino en el programa televisivo La Voz, sin embargo da bien el papel.
Para los buenos aficionados al bel canto tienen ocasión de escuchar algunos fragmentos de las óperas más conocidas, lo que es un aliciente añadido que ofrece esta película, que si bien no tiene una gran calidad desde el punto de vista fílmico, sin embargo se deja ver con facilidad al tiempo que es agradable.
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