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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es ya larga en estos momentos la tradición de la cinematografía española de realizar comedias cómicas, género que fue un recurso muy utilizado en determinados años de la historia, en la que no se podía hacer otra cosa que reírnos de nuestros propios defectos, aunque siempre fuera exagerándolos, falseando u ocultando lo que sucedía en la triste realidad española.
Después continuó la costumbre aunque tan sólo interrumpida últimamente cuando ha llegado la moda del destape que desbancó a ese tipo de producciones de este género al resultar éstas mucho más rentables de cara a la taquilla.
Ahora Joaquín Coll Espona vuelve a la carga con su cine fácil, haciendo lo mismo que hacía antes, pero introduciendo algunos gags y situaciones que aluden a la actualidad política del país y riéndose del pasado ahora que se puede.
La acción se sitúa unos años después de morir el dictador, sobre una familia de clase media acomodada, con un tono de comedia irónica sobre la realidad del momento de la nación, que cree que las nuevas leyes no son para ellos, que tienen como forma de vida una doble represión moral, religiosa y sexual.
El personaje de esta historia es un señor de derechas de toda la vida, Don Juan Gutiérrez, que vivió siempre muy bien a costa del régimen anterior y para el que ahora todo son problemas económicos ante la llegada de la nueva situación democrática de estos momentos, por lo que decide marcharse a Venezuela donde Jaime, su cuñado, se ha enriquecido y su hija se va casar con un joven adinerado.
La cosa se complica con su beatona esposa y su inocente hija, Gloria, al perder ésta la virginidad durante el viaje que hace a Venezuela, porque de alguna forma había que justificar la entrada de ese país iberoamericano en la coproducción.
El resultado es una película de chistes fáciles, que no pretende más que hacer reír junto a situaciones exhibicionistas de la anatomía femenina, aunque esto no sea más que un tipo de cine corto de ideas, similar al que se hacía hace unos años, pero en este caso con la introducción de algunas situaciones democráticas, con desnudos y con una crítica más abierta como lo permite ahora la censura española del nuevo régimen.
El cineasta catalán Joaquín Coll Espona, director del que ya conocíamos 'Las correrías del vizconde Arnau' (1974), que fue el film con el que debutó en un largometraje de ficción tras realizar varios documentales, sigue siendo un flojo y poco inspirado guionista y un realizador bastante endeble.
Es ciertamente una auténtica pena volver a contemplar al gran actor José Luis López Vázquez haciendo las mismas gansadas que hacía hace ya unos años.
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