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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es una de las grandes películas del aragonés más universal, Luis Buñuel, en la que hace una parábola sobre la burguesía y sus preceptos morales, en la que no faltan sus toques de humor absurdos y las escenas surrealistas.
El productor Gustavo Alatriste, a la sazón casado con Silvia Pinal, volvió a confiar en Buñuel y le dio total libertad.
Está realizado este film al año siguiente de la famosa polémica que ocasionó 'Viridiana' (1961) tras ganar la Palma de oro en el Festival de cine de Cannes.
'El ángel exterminador' (1962) es un título clave en la filmografía del gran director aragonés, nacido en Calanda (Teruel), ya que marca el fin de su estancia de exilio en México, antes de emigrar nuevamente a Europa.
En la etapa europea se aprecia un mayor rigor profesional y altura en los temas tratados, dejando atrás la fuerza expresiva de las cintas mexicanas, como ocurre aquí donde hay una mayor virulencia y un ataque más feroz a las clases sociales privilegiadas a las que presenta en una situación extrema y absurda haciendo que se muestren tal como son.
Los protagonistas son un grupo de personas, pertenecientes a la alta burguesía, que es la clase social que fue más fustigada por el director que tras una reunión para cenar en el gran salón de un domicilio particular, quedan encerrados sin poder salir y sin explicarse qué fuerza se lo impide, como también la entrada para toda clase de ayuda, quedando atrapados porque ninguno tiene la fuerza de voluntad suficiente para dejar aquel lugar en el que hay una barrera invisible que se lo impide.
Entre ellos hay un coronel, una cantante, un literato, un director de orquesta, una pareja de prometidos que hablan como si no se conociesen, etc y todos se ven obligados a convivir durante algún tiempo en aquella habitación, que es como una especie de torre de Babel en la que cada cual utiliza su propio lenguaje, originándose las consabidas tensiones entre ellos.
Pasa el tiempo y las relaciones se van deteriorando paulatinamente
La idea original parte de la novela Los náufragos, de José Bergamín, del que Luis Alcoriza y Luis Buñuel sacan el guion que en principio se titulaba Los náufragos de la calle Providencia, en el que ataca a fondo el comportamiento de estos ricos burgueses recluidos en ese salón del que absurdamente y sin ningún motivo, no pueden salir.
Luis Buñuel se ríe de sus personajes a la vez que hace una disección de sus conductas, con un enorme poder corrosivo, con un carácter surrealista y dislocado de la ridícula situación analizada por Buñuel sin ningún tipo de concesiones.
Hay escenas muy significativas como la de las ovejas y del oso a las que se le han dado toda clase de interpretaciones.
Premio Fipresci en el Festival de Cannes. Premio Bodil al mejor film no europeo. Premios Goddes de plata a Jacquelie Andere y Rosa Elena Durgel de los periodistas mexicanos.
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