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CRITICA
Por: PACO CASADO
El público cada vez va entendiendo más de cine, salvo en casos excepcionales. Pero el espectador de hoy en día ya sabe lo que va a ver. Naturalmente.
Ayer nos encontramos en la última sesión a unos cuantos incondicionales de Cassen y otros varios que no sabían lo que iban a ver, porque de no ser así nos hubieramos quedado solos.
Ya Cassen había hecho una payasada reciente, "La tía de Carlos", que si en algo se sustentaba esn pie era por la obra. Aquí ya no hay escapatoria posible. Esta película estaba condenada desde sus comienzos, desde que los señores Prada e Ioquino comenzaron a mal ingeniar el horrible guion que poco después se convertiría en engendro maestro conducido por la inexpertas manos de Juan Bosch.
No habíamos visto nada tan deslabazado, tan inconsistente y son una gracia tan forzada omo en esta ocasión en toda la historia reciente de la comedia española.
No, señor Iquino. No se puede engañar al público de esta manera, porque el público no es tonto. Si en alguna manera le salió el truco con las marcas publicitarias en el film anterior, le haticinamos que aquí se ha equivocado de medio a medio.
Cassen repite una vez más la historia de los disfraces y añade chistes malos a patadas a lo largo de toda la cinta, en la que tiene bastante oportunidad para ello que es casi el único protagonista de la cinta, llevándose un 80% del tiempo en pantalla.
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