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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sobre tres relatos cortos de Chejov, Tolstoi y Maupassant, Mario Bava montó una película de sketchs que parecen tres ensayos calificados con buena puntuación de un ejercicio de escuela de cine.
De los tres nos parece el mejor el tercero como cine de miedo, como ejercicio de estilo el primero y el más vulgar el segundo. En El teléfono, una mujer que vive sola comienza a recibir inquietantes llamas.
Al otro lado del teléfono, una voz masculina profiere amenazas de muerte y de deseo.
El director italiano Mario Bava consigue, sin macabrismo, sostener el interés y mantener la tensión nerviosa en el espectador; es un cine de terror cercano al de Alfred Hitchcock, empleando recursos puramente cinematográficos.
En Los Wurdulaks, un viajero ha encontrado el cadáver de un hombre apuñalado.
También una sombría mansión y entre sus habitantes una bella mujer.
Y esa noche se cumple el plazo: si el señor del lugar regresa pasada la medianoche vendrá convertido en Wurdalak, un horrible ser sin vida que se alimenta de la sangre de sus víctimas.
Vulgar historia de vampiros situada en Rusia, en la que se juega más con el terror y menos con la tensión nerviosa o la sorpresa, y por lo consabido del relato tiene un relativo interés.
El mejor de todos es La gota de agua, en la que una anciana espiritista intentaba comunicarse con el Más Allá.
La enfermera que la atendió le roba un valioso anillo al cadáver.
A partir de ese momento sufrirá la venganza de la difunta.
Aquí se juega conjuntamente con el nerviosismo, el terror, el miedo y cuantos recursos de horror y misterio encuentra a su paso, bien conjugadas las bazas y dosificado el interés y el enigma que encierran las imágenes.
A pesar de que ninguna de las narraciones tienen un final convincente, aunque Mario Bava parece cosa que no le importa mucho, no por ello deja de poner toda la carne en el asador.
El film posee una estupenda fotografía y un trabajo adecuado de los actores.
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