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CRITICA
Por: PACO CASADO
Martin Scorsese se mete en uno de los géneros más difíciles, el biopic y lo soslaya eligiendo sólo los veinte años más brillantes del biografiado, el magnate Howard Hughes, el hombre más rico del mundo en su época, que heredó apenas un millón de dólares de su familia y los multiplicó metiéndose en los negocios del cine y la aeronáutica, sus dos pasiones.
Conquistó a numerosas estrellas y lanzó a otras, pero aquí se centra sólo en Jean Harlow, Katharine Hepburn y Ava Gardner para no hacerlo más extenso.
Era un hombre ambicioso, con una gran visión de futuro para los negocios, diseñó varios tipos de avión, batió récords de velocidad con ellos, pilotados por él mismo, dio la vuelta al mundo en poco más de tres días, compró la TWA y en el ámbito del cine se hizo con la RKO en 1948, un estudio para él solo; empezó dirigiendo 'Ángeles del infierno' (1930), en la que invirtió la suma de cuatro millones de dólares de entonces, algo impensable, y 'El forajido' (1940), y produjo 'Scarface, el terror del hampa' (1932) y otras muchas, dando impulso a jóvenes directores que comenzaban y descubriendo a estrellas como Jean Harlow o Jane Russell.
Dentro de su grandeza tenía un talón de aquiles, su obsesión por los gérmenes lo que le llevó a volverse loco y a terminar sus días en una habitación de hotel totalmente aislado.
Scorsese elige hacer un retrato fiel a la realidad, comenzando con su ascenso a la gloria, pero no se ceba en su caída, acabando en su lucha con la censura, tras vulnerar el Código Hays, o contra el senador Owen Brewster, que pretendía arruinarlo. No lo presenta en los momentos más oscuros, en su locura, ni en sus días como drogadicto. Prefiere al hombre ambicioso y triunfador.
Ambienta bien la historia con la perfección que es habitual en él, con momentos espectaculares, belleza en la fotografía y en la música.
En la interpretación un poderoso Leonardo di Caprio, bastante contenido, excelente Cate Blanchett, para terminar logrando un deslumbrante film, narrado con fluidez, haciendo un homenaje al Hollywood de los años dorados, las noches en el Coconut Grove y las grandes estrellas del celuloide.
Una película a la que como es frecuente hoy día le sobran algunos metros, pero no por ello deja de ser interesante en la que Scorsese vuela alto, como su personaje, y a buen ritmo.
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