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CRITICA
Por: PACO CASADO
La especie humana evoluciona y se adapta en un futuro no muy lejano a un entorno sintético, en el que el cuerpo es sometido a nuevas transformaciones y mutaciones, lo que altera su composición biológica, algo que algunos tratan de controlar.
Ello se conoce con el nombre de Síndrome de evolución acelerada que se está extendiendo de forma progresiva, lo que hace que surjan nuevos órganos en la persona, como en este caso le ocurre a Saul Tenser.
Este artista, célebre por sus performances, exhibe la metamorfosis de sus propios órganos en un espectáculo de vanguardia a sus seguidores en tiempo real, con su compañera y amante Caprice, una antigua cirujana, que sin miedo al ridículo, va operando en directo los nuevos órganos que le han surgido en el cuerpo a su compañero, le cose los labios o los ojos, tratando de conseguir cada vez un mayor impacto en la audiencia.
Por su parte Timlin, una mujer perteneciente al Registro Nacional de órganos, sigue con pasión sus movimientos en unos momentos en los que ha aparecido un grupo misterioso que quiere aprovecharse de la fama que tiene Saul, debido a sus investigaciones y estudios sobre el tema de la evolución humana y la modificación del ADN.
Esta vez el muy especial director canadiense sitúa la historia en un futuro indeterminado y recurre a los temas que son sus preferidos, como los miedos humanos, la enfermedad, el caos, la identidad, la violencia, el sexo o los experimentos, en un guion que fue escrito en 1999 que tiene de mérito su visión del futuro.
David Cronenberg vuelve a la actualidad con esta producción 'Crímenes del futuro' (2022) tras estar unos ocho años inactivo después de rodar 'Maps to star's (2014) y sigue teniendo el cartel de ser uno de los directores más extraños de la historia del cine, defendido siempre por la crítica más progresista, fama obtenida a través de sus películas que si bien son originales han ido evolucionando por un camino que ya llega a ser casi imposible de interpretar lo que quiere decir en sus imágenes, algo que parece que tiene a gala y no desea que nadie le pise el terreno en este sentido, pero el Cronenberg que personalmente nos interesa es el del pasado siglo, no el actual.
En esta ocasión el director de 'Crash' (1996) nos ofrece un producto un tanto peculiar que se enclava en el género de la ciencia ficción con un determinado aire de cine negro futurista en su interior y aunque se podría comparar con algunos títulos de este género no queremos caer en ello y analizarla por sí sola, por lo que vemos en la pantalla.
Ya desde el comienzo le puede extrañar al espectador más veterano y avezado en el género, con ese inicio de la mujer y el niño frente al mar que se está comiendo algo como una papelera de plástico.
En una escena a continuación asfixia al crío con una almohada en su cama y le pide a su ex marido que se ocupe de enterrar el cadáver, pero no queremos seguir con más ejemplos para no caer en espoiler.
Este nuevo film está en la línea de sus obras actuales más peculiares como la recordada 'Spider' (2002) con escenas morbosas, otras con cierto erotismo y sin olvidar la violencia, aunque por otra parte le pide al espectador que reflexione sobre el arte en algunas de sus expresiones menos bellas.
No obstante hay que apuntar que la historia se desarrolla en un futuro próximo en el que se ha logrado el avance de hacer extirpado el dolor y el poder fabricar órganos humanos, invento avanzado que como si fuera una droga, ha originado el que se comercie con ellos de manera clandestina y por eso se ha creado una policía que se encarga de frenar ese tráfico ilegal.
Una vez más, y es la cuarta, Viggo Mortensen se pone a sus órdenes como ya lo hizo en ocasiones anteriores, siendo la mejor de las suyas Una historia de violencia (2005) en este caso acompañado en la parte femenina por actrices tan distintas como Kristen Stewart y Léa Seydoux.
Pasó por Cannes 2022 sin pena ni gloria.
Tres nominaciones a los premios Saturno: al film, a la música y al maquillaje.
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