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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante una típica comedia norteamericana y lo que más nos sorprende cada vez que nos enfrentamos a producciones de este género realizadas en Hollywood, es la facilidad que poseen para sacar un argumento de cualquier cosa y convertirlo en una película.
Hogan, el dueño de un edificio de apartamentos, un solterón empedernido, aprovecha su condición de casero para beneficiarse de los encantos de sus guapas inquilinas.
A uno de éstos van a parar David Manning y Robin Austin, una pareja de jóvenes estudiantes universitarios que se aman y están prometidos, pero quieren conocerse mejor antes de contraer matrimonio, para saber si son compatibles, intentando realizar un peligroso experimento de convivencia manteniéndose en una relación puramente platónica.
Hogan en cuanto ve a Robin pronto la admite como inquilina, pero David supone un obstáculo ante una posible futura conquista.
No obstante tratará de convencerla para que deje a su prometido.
Este parece un film de encargo, como si el departamento de moralidad de los Estados Unidos haya pedido que se tocara este tema para luchar contra los divorcios masivos que se están produciendo actualmente y la inmoralidad alcanzada en algunas relaciones entre hombre y mujer.
En este sentido la cinta hasta resulta moralizadora y a veces un poco corta en la exposición del argumento, dado que hoy día en esta clase de películas se permite y se tolera mucho más.
Es por ello que hasta parece tener más de lo que en realidad posee, pero fueron lo suficiente para que haya tenido que hacer una segunda tentativa para poder exhibirse en España, cuando en realidad, aparte de lo atrevido y expuesto del tema, éste está tratado con una gran delicadeza, lleno de sugerencias, pero discurre por los causes de un vodevil fácil, ingenioso, a veces bufonesco las más y realizado a la medida de los actores principales.
Al guion se le nota en ocasiones su origen teatral, reiterándose a veces, pero la eficiencia de David Swift, director que prometía bastante en sus comienzos y que se está eclipsando en la actualidad, junto con la notable intervención de un actor de la talla de Jack Lemmon, levantan la película que logra al menos entretener al espectador.
Por su parte Carol Linley está bien en su papel de Robin prestando muy acertadamente sus encantos, aunque su personaje no de pie a mucho lucimiento, como en otras ocasiones hemos podido ver la calidad interpretativa que esta actriz posee.
En definitiva el tema de esta frívola comedia de enredos, con algunos golpes de humor que resultan divertidos, es el de un matrimonio a prueba sin llegar hasta sus últimas consecuencias.
Está nominada a los Globos de oro como mejor comedia y también Jack Lemmon.
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