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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción se desarrolla en verano en los años setenta.
En el lugar perfecto de un remoto y desértico paisaje canario, viven idílicamente en una casa aislada del mundo, en el campo, Rosa y Emilio con sus cinco hijas, todas con nombres de flores: Iris, Melissa Lila, Dalia, Margarita... dejaron atrás su vida y su pasado en su país, y ahora disfrutan de ese paraíso.
Mila es una maestra del pueblo que acude a dar clase a las niñas y es el único contacto que tienen con el exterior.
En su tiempo libre las pequeñas gemelas juegan mientras que las adolescentes pintan o tiene otros sueños y dudas a cerca de cómo será su futuro.
Rosa es una madre ejemplar que lleva con resignación la pérdida de Lis, su hija mayor, cuidando primorosamente con cariño de las restantes.
Emilio es un hombre trabajador capaz de cualquier cosa para defender a su familia.
Se completa así el retrato de esta familia
Un buen día se presenta Rafa, un joven senderista desorientado, que estudia para ser maestro, cuya aparición revoluciona a las adolescentes que piden a su madre que se quede a cenar.
Al terminar Emilio le ofrece dormir en el coche que es el único sitio que tiene libre para ello al hacerse de noche.
A la mañana siguiente Emilio va a trabajar a pocos kilómetros de allí, en la gasolinera donde presta su servicio y por el camino encuentra un coche abandonado...
Hasta aquí la parte más clara y agradable de esta historia, pero en la segunda mitad tiene lugar el lado más oscuro de esta familia de la que las adolescentes desean poder conocer el mundo, marcharse, encontrarse con chicos y formar su propia vida, mientras que surge la violencia y algún secreto que ocultar...
El guion de Paul Pen se basa en su tercera novela y no es la primera que se lleva a la pantalla ya que anteriormente Daniel Calparsoro hizo lo propio con El aviso (2018), y Un matrimonio perfecto está en proceso de aparecer en las librerías.
En esta ocasión combina la luminosidad de la primera parte con le emoción y el impacto de la segunda, como si fueran dos películas diferentes.
La aparición del extraño nos recuerda a otros muchos títulos anteriores con situaciones más o menos parecidas, que muchos espectadores recordarán, no sabemos si ello es pretendida o es una simple casualidad.
'La casa entre los cactus' (2021) es la ópera prima en el largometraje de la directora Carlota González-Adrio que ya ganó un premio en la Seminci de Valladolid con su corto 'Solticio de verano' en 2019.
En esta ocasión hace un debut bastante aceptable manejando bien un puñado de actores entre los que destaca la presencia de Ariadna Gil, a la que hacía tiempo que no veíamos aparecer en la pantalla, comportándose muy correctamente la niñas, tanto las pequeñas gemelas como las jóvenes adolescentes.
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