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CRITICA
Por: PACO CASADO
A la hora de hacer la crítica de esta película nos hemos propuesto no hablar de las peleas de Garci con Calviño (director de TVE), de la retirada de la subvención de TVE, ni tampoco de las declaraciones en torno a ser ésta la última película porque abandona el cine.
Se dice que los grandes autores hacen siempre la misma película, enriqueciéndola cada vez más.
Garci vuelve a contarnos una vez más la misma historia, con variantes, en torno a la nostalgia de una generación perdida, dándonos nuevas visiones sobre elo mismo.
Después de un Oscar ganado, el único por un realizador español para una película película española, no lo olvidemos, era tal vez lógico hacer una película sobre el cine, la pasión principal del director de "Asignatura pendiente".
Pero al mismo tiempo es también un canto a la amistad sencilla de dos hombres, dos trabajadores de cine, que han perdido su juventud en las salas de sesión contínua. Dos amigos cada uno en distinta circunstanci, uno director de cine, abandonado por sus hijos, otro guionista abandonado por su mujer y su hijo, se encuentran solos.
Para ambos el cine ha llegado a ser más importnate que la vida.
En este sentido la nueva película de Garci tiene algo de amargura en esta soledad apoyada como siempre en la nostalgia.
El cine sirve aquí a veces como marco, para mostrarnos en ocasiones sus trucos, decorados, focos y forillos, otras como pretexto para contarnos la historia, de tono austero, dirigida en muchas ocasiones con guiños al cinéfilo, desde el comienzo con esa dedicatoria que dice 'A ellos', tras una larga serie de fotografías de directores, casi todos americanos, juntos a Truffaut, Bergman, Fellini o Buñuel.
Garci, que cada vez hace mejor cine, tiene aquí algunos defectos. Hay ocasiones en que las escenas resultan teatrales, con términos de secuencias que parecen finales de acto o comienzos de otros.
Abusa de los diálogos, lo que hace la película por momentos literaria, aunque no esté falta del gracejo y la facilidad para dialogar de José Luis.
Esta misma abundancia de palabras y la longitud de algunas secuencias y planos, hace que se pierda el ritmo en ocasiones, como por ejemplo la de la amplia confesión en el garaje de ambos protagonistas, pero por otra parte se cae en la tentación de escribir una escena para lucimiento de los dos actores, que están magistrales todo el rato.
Lo que no hace olvidar cómo hubiera sido la película interpretada por Alfredo Landa y José Sacristán, más acordes en edd a la generación referida por Marsillach y Puente, ya que ambos no hacen más que portar las ideas del propio realizador hasta hacer un relato casi autobiográfico, en el que ha puesto mucho de sí mismo.
En principio la película sobrepasaba las dos horas y en cambio ahora no llega. No sabemos si ha sido 'peinada' un poco y si esto es motivo de que algunos puntos queden en el aire, mientras se pierde el tiempo en acumular dramatismo en una historia que ya lo es bastante de por sí.
Una vez más Garci demuestra que sabe dirigir a los actores como pocos directores en nuestro cine, obteniendo unos resultados excelentes de los profesionales que encabezan el reparto de este film.
La serenidad de las imagenes, la calidad de la fotografía, el uso de la músida, dan al cine de Garci un sello especial y propio que pocos directores consiguen en nuestro cine y que hace que una película suya, sea una película distinta, a pesar de todo, y siempre a tener en cuenta.
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