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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tenemos que agradecer a Televisión española el ciclo que dedica al gran actor Burt Lancaster, uno de los mejores profesionales del cine norteamericano, en el que se ofrecen varios de sus títulos más destacados de su primera época que nos permitirá revisar algunos de los géneros más populares, entre otros, el cine nero, en el que se enclava 'El abrazo de la muerte' (1948), dirigido por Robert Siodmak.
Steve Thompson, después de unos años de ausencia, regresa a un Los Angeles, posterior a la Segunda Guerra Mundial, su ciudad natal, para volver a vivir con sus padres y su hermano menor.
Allí vuelve a encontrarse con Anna, la mujer con la que estuvo casado durante dos años, a la que aún sigue amando, aunque su separación fue debida a sus continuas discusiones.
Anna tiene actualmente relaciones con Slim Dundee, un duro individuo que tiene una dudosa reputación.
Steve logra recuperar su anterior trabajo como chofer en el Servicio de Vehículos Blindados de Horten en el que trabaja su padre.
Steve y Anna han vuelto a conectar emocionalmente.
Esto hace que nazca la rivalidad que se establece entre ambos hombres, sin embargo Steve planea realizar un atraco con Slim con el fin de volver a recuperar a Anna y conseguir suficiente dinero para marcharse con ella.
Un conductor de un camión blindado y su exmujer conspiran con una banda para que roben su propio furgón en ruta.
'El abrazo de la muerte' (1948) es cine negro en estado puro, despojado de cualquier elemento accesorio que desvíe la atención del espectador, de esta sórdida historia que ha entrado ya con todos los honres de la historia del cine negro norteamericano, en donde se dan cita muchos de los elementos típicos del género, como la mujer fatal o el destino implacable.
El interesante guion de Daniel Fusch está basado en la novela escrita por Don Tracy.
La bella actriz Yvonne de Carlo, que se convierte por momentos en la verdadera protagonista, acompaña a Burt Lancaster en esta película de la etapa norteamericana del director Robert Siodmak, que recrea con sobria maestría el sombrío ambiente urbano con una bien calculada progresión de la tensión dramática argumental.
Robert Siodmak, un director nacido en Alemania, pero que buena parte de su filmografía la hizo en el cine norteamericano, hace aquí un film muy superior a las comedias parisinas que realizó anteriormente mientras estuvo en Europa, con esta pequeña joya del cine negro, género que cultivó y al que se dedicó preferentemente en su etapa en Norteamérica.
Es en buena medida esta cinta tributaria de la que muchos consideran su mejor obra, Forajidos (1946), y para no pocos críticos es superior a ella, por la fuerza de su historia amorosa, con estupendo trabajo de los actores, en especial del villano que representa Dan Duryea.
Posee una soberbia fotografía de Frank Planer en blanco y negro.
Como curiosidad les diremos que esta fue la primera película que hizo Tony Curtis.
Nominada a los premios Edgar Alan Poe como mejor película.
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