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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera ni será la última de las producciones que plantean la problemática escolar, género en el que hay títulos muy importantes a lo largo de la historia del cine, que están a buen seguro en la mente de los buenos aficionados, al que hay ahora que añadir El suplente (2022), dirigido por Diego Lerman que nos llega de participar en el Festival de cine de San Sebastián.
Lucio Garmendia es un profesor de literatura que llega a un colegio de uno de los barrios bajos de Buenos Aires para trabajar como suplente, por enfermedad del titular, que se enfrenta a una clase de alumnos problemáticos, faltos de atención, que confiesan abiertamente que no les interesa para nada la asignatura, que no sirve para ganarse la vida, sino simplemente para contar historias o rellenar el tiempo y en general a ninguno de ellos le gusta leer, están todos más implicados en los móviles y en las redes sociales.
Un día se da en el barrio un asunto de drogas, la policía registra el colegio y encuentra en su clase a un alumno que porta una serie de pastillas que pueden dar lugar a producirla y es detenido, mientras que otro de ellos, Dylan, es amenazado por un capo de la droga.
El colegio queda intervenido por la policía, con asistencia de un agente a la clase de este profesor en el que ha sido detenido uno de sus alumnos.
Se plantea así no sólo los problemas escolares sino también en relación con la sociedad que le rodea de los barrios en los que se sitúa la escuela y viven los alumnos.
La película nos plantea una visión muy realista de lo que es la juventud en estos momentos que vivimos, una juventud apática y nada interesada en formarse para el futuro.
Por otro lado está la problemática de Lucio, un hombre que está divorciado, que tiene una combativa hija, Sol, de once años que cada fin de semana que está con él, le dice que no quiere estudiar, aunque es buena estudiante y tiene también a Roberto, su padre, ya muy mayor, conocido en el barrio como El Chileno, que está muy enfermo, al que acompaña al médico de vez en cuando, que está planteando la apertura de un comedor social para dar comidas a un centenar de personas necesitadas del barrio.
Por otra parte al tiempo Lucio se involucra en el caso de otro de sus alumnos, Dylan, que ha sido amenazado por un capo del narcotráfico, junto con Clara, una de las profesoras con la que tiene algún escarceo amoroso.
Se insinúa también una relación lésbica por parte de Mariela, la ex-esposa de Lucio, aunque queda tan solo en palabras.
El film plantea esos varios temas que son interesantes, pero no pretende ser original, son casos de todos los días, que trata de llevar adelante de forma simultánea, lo que hace que se desvíe la atención sistemáticamente hacia uno o hacia otro, manteniendo el interés sobre todo en el personaje central de Lucio que es sobre el que pivotan todos ellos.
Y esa carga recae en el sobrio y entregado Juan Minujin que incorpora a Lucio, acompañado en buena parte por el veterano actor chileno Alfredo Castro en el papel del padre y en menor medida de Bárbara Lennie como su ex-mujer un tanto desaprovechada.
El director bonaerense Diego Lerman es uno de los más destacados en la actualidad del actual cine argentino, que debutó en la dirección de un largometraje con 'Tan de repente' (2002) al que siguió 'Mientras tanto' (200), y de los suyos se han visto en España 'La mirada invisible' (2010), 'Una especie de familia' (2017) y ahora 'El suplente' (2022) que ocupa el quinto lugar en su aún corta pero destacada filmografía, en el que logra un trabajo honesto e interesante en muchos sentidos.
Es una pena que en algunos momentos se pierda algo del diálogo.
Premio al mejor director en el Festival de La Habana Nueva York. Concha de plata a Renata Lerman (hija del director) como mejor actriz de reparto en el Festival de San Sebastián.
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