|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Sophie, ahora una treintañera, reflexiona sobre la alegría y la melancolía de unas vacaciones que tomó en video con Calum, su joven padre, un idealista divorciado, escocés, de 30 años, a través de las cintas que grabó en aquellos días en un decadente complejo vacacional en la década de los año noventa.
Los recuerdos, reales o no, llenan los espacios mientras intenta recordar al padre que conoció mejor en aquellos días con el que no conocía antes por no vivir con él, al estar divorciado de su madre, con la que vivía en Glasgow, (Escocia) y él en Londres, al que veía de higos a brevas.
Mediante la grabación filmada durante esas dos semanas de vacaciones en un resort en Turquía en los años 90, Chalotte Wells, nos transporta a una experiencia conocida por muchos hijos de padres separados, en una historia en la que posiblemente vuelca algunas vivencias emocionales muy personales.
Callum y Sophie, son padre e hija.
Se conocen poco, y entre el sol, el agua, las diversiones veraniegas a flor de piel, los paseos en barco y la canción Macarena, entre otras de aquellos momentos, nos vamos adentrando en la elocuencia de las cosas que no se pueden decir en una inassible relación entre un padre irlandés depresivo y su hija preadolescente, que pasan el tiempo tomando el sol, jugando al billar y con otro chico al juego de las carreras de motos sin que nada dramáticamente ocurra en esos días de asueto.
En algún momento se nos muestra a una Sophie adulta, treintañera, lo que nos hace pensar que lo anterior son la cintas que grabaron en su momento tras lo cual parece que algo sucedió que anudó un poco más esa relación paterno-filial.
La trama se torna un poco abstracta y nos da que pensar.
Charlotte Wells es una directora escocesa de 35 años que, tras realizar varios cortos, debuta ahora en el largometraje con Aftersun (2022) para contarnos esta relación entre un padre y una hija que disfrutan juntos de esas breves vacaciones durante las cuales se conocen un poco más, pero no es más que eso, lo que en realidad no tiene más que el interés de un recuerdo familiar en el que nada destacado ocurre.
Como ópera prima no está mal filmada, aunque tampoco se complica mucho a la hora de poner esta simple historia en imágenes, con el uso a veces de una cámara a mano que no está utilizada de forma muy ortodoxa, a juzgar por el resultado algo mareante, así como el uso de planos excesivamente largos, a veces, sin mucha justificación con respecto a la narración.
Sí es de justicia destacar el trabajo de la pequeña Frankie Corio, una jovencita debutante, que se comporta como una actriz adulta en todo momento en su interpretación, mientras que Paul Mescal hace de un padre convincente.
Personalmente pensamos que es una obra sobrevalorada en cuanto a la gran cantidad de premios y de las críticas recibidas.
7 premios del cine independiente británico. Mejor guion en Bucarest. Premio del jurado de la crítica en Cannes. Gran premio especial y de la crítica en Deauville. Mejor film y actor Paul Mescal en el F. del muevo cinema. Mejor dirección en los premios Gotham. Mejor narrativa en Montclair. Mejor film en Munich, Sarajevo, Sevilla, Sao Paulo. Premio NBR. Mejor dirección en Palm Springs y varios más de la crítica norteamericana.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE