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CRITICA
Por: PACO CASADO
El joven realizador de color, John Singlenton, de 27 años, es el primer director afroamericano que fue nominado al Oscar, precisamente con su primera película, 'Los chicos del barrio' (1991), que llamó poderosamente la atención y conquistó el favor de la crítica internacional.
A ésta le siguió 'Justicia poética' (1993) y ya tenemos aquí su tercera realización: 'Semillas de rencor' (1994)
Si en la primera quería plantearnos los problemas de los chicos de color del barrio, aquí ha ampliado el horizonte.
Se va a la Universidad de Columbus y en el microcosmos que es su campus reúne toda la problemática de la sociedad americana: racismo, violencia, sexo, drogas, nazismo.
Con ello mezcla también diferentes culturas, razas, países y educación sexual.
La convivencia de todo esto es interesante, el problema surge cuando alguna de ellas predomina o quiere sojuzgar a las otras, sintiéndose las demás oprimidas, como ocurre aquí con la cultura del hombre blanco sobre el negro.
Singlenton construye un guion en el que ha introducido sus propias experiencias personales y lo hace a través de tres personajes que despuntan sobre el resto.
Kristen, una chica blanca, que no tiene muy claras sus ideas políticas ni sexuales, a la que le da igual estar con su amigo Wayne que con su amiga Taryn.
Malik, un joven atleta de color que al no tener poder económico tiene que estudiar a base de una beca y para ello ha de correr para la Universidad, por lo que se siente utilizado y cree injusto el trato que se le otorga.
Y finalmente Remy, un chico blanco, solitario, que no tiene las cosas muy clara y ante su soledad se deja manejar por unos cabezas rapadas, skin-heads, nazis, al que las ideas que le inculcan le llevan al extremo de provocar una tragedia.
Frente a todos ellos el equilibrio del profesor, el partidismo de la policía y otros apuntes de un guion que comienza casi como un documental hasta que se van destacando los personajes, pero que finalmente no sabe cómo terminar, eligiendo una víctima propiciatoria que es una chica de color, Deja, que interpreta la actriz Tyra Banks, la novia del realizador del film.
Cinta interesante por toda la problemática planteada, con bellas imágenes y resoluciones realizadoras inteligentes como la estancia de una Kristen indecisa alternando con Wayne y Taryn. Posee una rítmica banda sonora.
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