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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras sus éxitos en la comedia, en especial con 'Desayuno con diamantes' (1961), Blake Edwards abordó un género casi nuevo para él: el thriller, poniendo en imágenes un guion de T. E. Gordon, basado en su novela Operación terror.
Una empleada de banco llamada Kelly Sherwood es atacada en su casa por un misterioso hombre a quien no puede verle la cara y únicamente puede identificar por su voz asmática.
El psicópata la obliga a que robe diez mil dólares de su banco.
Film de corte policiaco que utiliza todos los recursos del género que plantea un caso típico de chantaje que le permite mostrar el funcionamiento de los organismos públicos y de los hombres que les sirven.
A partir de un tema clásico en el policiaco como el robo a un banco y un secuestro, Edwards logra una buena puesta en escena, que llega a su momento culminante en la secuencia final en un estadio de béisbol repleto de público.
A Lee Remick protagonista de 'Anatomía de un asesinato' (1959) y unos años después de 'Días de vino y rosas' (1962), le habían convertido en una actriz destacada de Hollywood, si bien en los años setenta alternó el cine con la televisión a ambos lados del Atlántico, a raíz de su boda con un realizador inglés.
Junto a ella están Glenn Ford, Stephanie Powers, que hace el papel de la hermana secuestrada, y Ross Martin, que incorpora al asesino del que sólo se escucha la voz y sus jadeos asmáticos, que tendrán incidencia en el desenlace.
La música de Henry Mancini, un colaborador habitual de Blake Edwards, es otro de los elementos relevantes de este interesante film de suspense.
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