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CRITICA
Por: PACO CASADO
Jaime de Armiñán es uno de los directores españoles que posee una filmografía más coherente y consecuente, en la que siempre encontramos una preocupación por mostrarnos un aspecto de la sociedad burguesa española, como hace aquí con una pandilla de amigos, cuatro hombres y cinco mujeres, antiguos alumnos de un colegio de educación mixta, que se reúnen para reproducir las excursiones en bicicleta que hacían cuando eran jóvenes y evocar aquellos tiempos que no volverán.
Ya no son los mismos de entonces.
Tienen más años y unos condicionantes distintos.
Se han casado, divorciado o separado.
Trabajan o buscan trabajo.
La amistad se ha podido trocar en enemistad, rivalidad e incluso odio.
Jaime de Armiñán ha entrado en la línea de recuerdos de Carlos Saura o José Luis Garci y lo hace de forma coral con estos nueve personajes, a los que vamos conociendo a través del relato y del roce entre ellos.
Como buen guionista, sabe construir situaciones, hilar diálogos y dar a través de ambos los perfiles de sus personajes, unos más definidos que otros, que hacen de comparsas.
Y como director maneja bien a los actores y obtiene de ellos un buen trabajo en conjunto, lo mismo que hace Teo Escamilla desde la fotografía.
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