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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desde que se hizo la película 'El exorcista' (1973) hace medio siglo, dirigida por William Friedkin, basada en la novela de William Peter Blatty, han sido muchas las producciones que se han realizado en todo este tiempo y pocas, han podido superar el éxito de aquella primera que impuso una moda que han seguido detrás muchos otros guionistas y directores con mucha menos fortuna, tanto artística como comercial de cara a la taquilla.
Ahora nos llega un nuevo ejemplar, esta vez basado el guion en los archivos reales del padre Gabriele Amorth, que efectivamente fue el principal exorcista del Papa, quien investiga la posesión que sufre el joven Henry en España, que vive con su madre y su hermana adolescente en una antigua abadía en Segovia que está siendo restaurada en esos momentos.
Entre tanto descubre lo que durante siglos el Vaticano ha intentado a toda costa mantener oculta la verdad referente a esas práctica religiosas.
El film comienza con un exorcismo, para abrir boca, y pronto será el personaje real del padre Gabriele Amorth quien se ponga al servicio del Vaticano que es enviado a España para hacerse cargo de la posesión que sufre el joven Henry y tratar, mediante exorcismo, expulsar al demonio que ocupa su cuerpo haciéndole sufrir tremendamente.
A ello le ayuda un sacerdote novato en estas prácticas, el padre Tomás Esquibel, nada experto en dichas tareas de las que sabe lo mínimo que se despacha en este tema.
En realidad esta cinta no ofrece nada nuevo que no hallamos conocido antes en precedentes producciones de este género, con ligeras variantes.
El resultado es una película más de terror más, basada en hechos reales extraídos del libro de padre Amorth, cuyo guion ha sido confeccionado por Michael Petroni y Evan Spillotopoulos.
En la cabecera de cartel figura Russel Crowe, un actor que se prodiga mucho últimamente en producciones poco ambiciosas y por ende bajas en importancia, siendo él quien lleva todo el peso de este film y el protagonismo total del mismo destacando sobre todos los demás actores pocos conocidos, salvo Franco Nero que encarna en esta ocasión al Pontífice, en lo que parece haberse especializado últimamente tras hacerlo también recientemente en 'La piel del tambor' (2022).
El verdadero padre Gabriele Amorth murió en 2016 a los 91 años.
La dirección recae esta vez en el joven realizador Julius Avery que hace con este su cuarto largometraje y primero suyo que conocemos en nuestros cines, del que sale discretamente airoso del empeño.
El resultado es el de una más del género que es entretenida pero sin otra ambición que la de ser un producto comercial de cara a la taquilla.
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