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CRITICA
Por: PACO CASADO
A través de la historia del cine, el personaje del conde Drácula ha aparecido en multitud de versiones siendo uno de los de terror que es más popular, aunque últimamente no aparecía mucho por las pantallas, estaría de vacaciones.
Entre las versiones más famosas podríamos contar la de Tod Browning de 1931, el Drácula de Terence Ficher de 1958 y el de Francis Ford Coppola de 1992, por no citar toda la larga lista.
Pero sorprendentemente esta semana nos tropezamos con una producción en la que oculto tras el nombre de Renfield ha vuelto.
Y es que, perdonen mi ignorancia, resulta que el famoso conde tiene un criado que es quien le proporciona las víctimas y este es el mencionado R. M. Renfield de 59 años que sufre delirios, esta vez con un aspecto joven y atractivo.
La acción se desarrolla en la actualidad y este muchacho asiste a una sesión de terapia de grupo, porque tiene un complejo de no ser él mismo y estar dominado por su señor y trata de descubrir si sería capaz de vivir sin el dominio que ejerce sobre él el príncipe de las tinieblas.
Toda la historia transcurre en saber cómo desembarazarse de él, mientras este sigue devorando cadáveres.
El problema empieza a tener solución cuando conoce a Rebecca Quincy, una policía de tráfico de Nueva Orleans que va tras Bellafrancesa Lobo que dirige la banda de delincuentes que lleva su apellido en compañía de su hijo Tedy y a partir de ese momento Renfield y Rebecca se ayudarán mutuamente a conseguir sus personales propósitos.
El guion de este film está escrito por Robert Kirkman, un guionista habitual de series de televisión que se le ocurrió este episodio protagonizado por el famoso monstruo al que unido al de Renfield compuso esta historia con este personaje que ya aparecía en la novela de Bram Stocker publicada en 1897.
A lo largo de la trama se mezclan dos géneros, por una parte el policiaco que lleva a cabo Rebecca que trata de vengar la muerte de su padre, y por el otro el terror con abundancia de escenas gore y litros de sangre.
La cinta está plagada de acciones terroríficas en las que abunda la violencia, la casquería, las acciones increíbles ayudadas por los espectaculares efectos especiales.
Contemplando esta historia nos da cierta pena ver cómo un actor como Nicolas Cage, ganador de un Oscar por 'Leaving Las Vegas' (1996), ha podido caer tan bajo interpretando productos tan de serie B como puede considerarse éste, por mucho que quisiera hacer de Drácula en el cine, con lo que habrá satisfechos su deseo.
El protagonismo lo comparte con Nicholas Hoult, un actor que a pesar de su juventud tiene ya en su haber más de medio centenar de títulos, junto con la actriz oriental Awkwafina, que se ha hecho muy famosa en los últimos años.
La dirección corre a cargo del recién llegado realizador que hace con ésta su cuarta película tras debutar en 2002, hacer varios cortos, series y filxs de televisión e incluso ensayó con los dibujos animados en 'Batman: La lego película' (2017) que en este caso hace una dirección para salir del paso.
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