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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cada vez más anclada en una serie de actores repetidos, entre los que allá por los años setenta Alfredo Landa era el amo, la comedia española se repetía una y otra vez dentro de unos esquemas que resultaban taquilleros para los públicos de entonces, pero que corría el peligro evidente de hacerse demasiado conocidos para el gran público, que se aburriría de ver siempre lo mismo y matar la gallina de los huevos de oro, como en efecto así ocurrió.
Insistiendo en un papel ya dado por Alfredo Landa en otras películas anteriores como "Vente a Alemania, Pepe", el cateto listo, que a veces se pasa de tal, y jugando una vez más con los equívocos a nivel erótico, en "Prestame 15 días", Fernando Merino hizo una comedia más del cine español, sin intentar, ni por asomo, poner un solo granito de originalidad.
Una vez más se tocaba la alusión a la emigración, tan falsa como dolorosa por alejada de la realidad, aludiéndose a esa Alemania que se tomaba como algo jocoso y paródico, cuando la verdad que sabíamos era tan distinta de la realidad.
En esta ocasión un hombre de pueblo quiere presumir de mujer despampanante e inexistente, en esta galería tópica de personajes, poco o nada de altura puede encontrarse.
Tan solo el de José Luis López Vázquez, una vez más enriquecido por él mismo como actor, puede tener alguna consistencia y originalidad, en tanto que los demás pasan como en cualquier cinta más por el estilo.
Una dirección ágil y profesional de Fernando Merino, una fotografía y colorido standard y música agradable de Bernaola, son valores positivos que de fáciles que son de lograr hoy día con el progreso técnico a que ha llegado el cine, casi ni pueden tenerse en cuenta.
Por ello el balance de este largometraje no puede ser muy also si sopesamos los logros alcanzados.
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