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CRITICA
Por: PACO CASADO
No cabe duda de que el género de la comedia norteamericana ha evolucionado bastante y ya no es lo que era antaño en mano de los clásicos.
En esta ocasión es Michael Jacobs quien escribe y dirige esta historia en la que en principio se desarrolla con la relación de dos parejas que cada una por su lado cometen infidelidad con su cónyuge respectivo.
Grace y Howard son pareja como Sam y Mónica.
Pero Grace tiene una relación ocasional con Sam mientras que Howard la mantiene con Mónica desde hace cuatro meses.
De esa forma conocemos que los cuatro elementos que constituyen esas dos parejas se han intercambiado entre sí, sin conocerse.
Posteriormente a ese conocimiento entra otra tercera pareja en escena y esta última está constituida por los hijos respectivos de las dos parejas infieles, que son Allen y Michelle, con lo cual el lío ya es múltiple.
Ciertamente hay que admitir que la primera parte con la infidelidad de las dos primeras se hace un poco aburrida ya que prácticamente no hacen más que hablar entre ellos, una en un lujoso hotel, mientras que la otra lo hace conversando tras conocerse en un cine mientras cenan en un restaurante.
En la segunda parte todo se anima un poco cuando la pareja joven, compuesta por Michelle y Allen, deciden que quieren casarse y como consecuencia de ello, sus padres deben conocerse y se citan a comer en la casa de uno de ellos surgiendo la sorpresa mayúscula cuando en las presentaciones tienen que disimular que ya se conocían y que mantienen una relación entre ellos, lo que origina diferentes opiniones acerca del matrimonio.
Personalmente creemos que las parejas no están bien constituidas pero eso es lo de menos, ya que de alguna forma la película se libra fundamentalmente por las dos parejas adultas, por los buenos actores que las forman, mientras que la de los jóvenes nos resulta más sosita e inferior en calidad en cuanto a los actores que la forman.
Michael Jacob es productor y guionista que se basa en su propia comedia teatral titulada 'Cheaters', que estrenó en 1978, cuando tan sólo tenía 22 años, para hacer el guion de esta comedia, una más de la veintena de historias que ha escrito para el cine, que le sirve para debutar como director, cuya puesta en escena, eminentemente teatral, nunca mejor dicho, porque tiene un aspecto escénico en las situaciones que se plantean ya que prácticamente no salen de tres o cuatro escenarios en los que se desarrolla toda la acción.
La historia de esta comedia romántica no ofrece nada nuevo acerca del matrimonio y la infidelidad que no hayamos visto en otras ocasiones y además resulta muy poco probable que lo que se nos cuenta ocurra, aunque no es que sea imposible que suceda, pero está algo falta de humor.
Tal vez lo que se pretenda es hacer el contraste entre las parejas adultas y la de los jóvenes, pero tampoco es que se entre muy a fondo, ni que tenga mucho interés la comparación que se hace al respecto.
Tiene un cierto interés el trabajo de los cuatro veteranos actores que componen las parejas adultas.
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