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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la historia de dos hermanas separadas, en la que Beth visita a la mayor, Ellie, que está criando sola a tres hijos Bridges, Danny y Kassie, en un reducido apartamento en la ciudad de Los Angeles, para comunicarle su embarazo.
Tras producirse un terremoto los niños bajan al aparcamiento del edificio y Danny observa que se ha producido en el suelo un agujero y la curiosidad le lleva a introducirse en él y encuentra un gran libro compuesto por hojas de piel humana, con terroríficas imágenes pintadas con sangre, que no es otro que el Necronomicon o Libro de los muertos y unos discos de pizarra de 78 rpm. con grabaciones que datan de 1923 de unos hechos demoniacos ocurridos en esas fechas anteriores.
La reproducción de dichas grabaciones origina la parición de fenómenos extraños que interrumpen el reencuentro de las hermanas por la apración de un demonio que posee a una de ellas empujándola a una batalla por la supervivencia de lo más aterradora que imaginarse pueda.
Es una secuela más de la trilogía en la que prácticamente se ha vuelto al principio en un plagio descarado sobre el argumento de la primera con unos ligeros retoques para disimular que es una copia.
Se cambia la cabaña del bosque por un piso en la ciudad, la panda de amigos por una familia y un par de vecinos, la cinta de casette por unos discos y así podríamos seguir enumerando algunas de las variaciones.
En este sentido podría ser válida la crítica de la primera, porque a decir verdad hay poca diferencia.
Es la tercera vez que se hace esta historia, Sam Raimi en 1981, Fede Alvarez en 2013 y alora en 2023 Lee Cronin.
Se produce en este caso el cambio del director, de los intérpretes y del equipo técnico, tras el paso de los treinta y dos años que median entre esta y la primera.
Decíamos que es una copia no confesa de aquella, que fue la ópera prima de Sam Raimi, y casi estaríamos por apostar que hasta las situaciones se han copiado, ya que si en la primera la casquería superabundaba, aquí no se queda atrás, con cortes de cabezas, litros de sangre, muertes de lo más violentas hechas con sadismo para epatar al espectador, con los más variados instrumentos.
Aunque es No recomendada para menores de 18 años ya sabemos que la entrada es libre, pero recomendamos que no lleven a niños pequeños, como ya vimos en la sesión a la que asistimos cómo un padre se salía de la sala con su hijo de pocos años, ante las barbaridades de extrema violencia que aparecen en sus escenas en la pantalla.
Confesamos que no hemos revisado la primera, pero por lo leido en nuestra propia crítica no nos ha hecho falta para recordar lo que allí sucedía, ya que nos parece la película de terror más atroz que hayamos visto en mucho tiempo y de la que no nos salimos por cumplir con nuestro cometido profesional, como hacemos siempre, pero ganas nos dieron.
Este film estaba destinado a las plataformas pero finalmente han decidido estrenarla en salas, maldita ocurrencia.
La dirección corre a cargo del irlandés Lee Cronin quien tras hacer cuatro cortos, dos series de televisión, un fragmento en un largometraje debutó en solitario tras la cámara con 'Bosque maldito' (2019) y ahora nos ofrece esta 'Posesión infernal. El despertar' (2023) que es el segundo título de su aún corta filmografía y de la que no debe sentirse muy orgulloso a juzgar por los pocos logros conseguidos especialmente en ésta que comentamos.
En estos casos no se puede hablar de interpretación ante tan descomunal desafuero.
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