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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando una película se basa en hechos reales corre el riesgo de no ser creíble, por más que se ajuste a la verdad de lo sucedido. Y eso es lo que le ocurre a esta historia de Juan Carlos Delgado, un niño que con diez años robaba coches, los conducía mejor que los adultos, y participaba en atracos de bancos y joyerías acompañado de chicos de 20 años, a los que ayudaba a huir, trayendo en jaque a la policía, en los años 70, convertido en uno de los ladrones más peligrosos del barrio de Getafe.
Un buen día el niño conocido como El Pera, ingresó en la Ciudad de los Muchachos de Leganés y gracias al Tío Alberto encontró el camino, convirtiéndose en especialista del mundo del motor, conductor de fórmula 1 y hoy día instruye a los agentes de policía y Guardia civil en la práctica de la conducción temeraria.
El propio Juan Carlos Delgado, en compañía de Miguel Albaladejo han escrito el guion, con secuencias que parecen increíbles pero que no dejan de ser ciertas y que causan una gran admiración, como en su día la ocasionaba el pequeñajo al volante de un Seiscientos en el que apenas asomaba la cabeza para poder conducir.
Ambos eligen ese período que es el más espectacular y quizás reincidan demasiado en los aspectos de la delincuencia que hace que sean hechos pegados unos a otros sin mucha unidad dramática por medio, tratados de forma superficial y con personajes que están poco definidos.
El director de 'Rencor' (2002), posiblemente su mejor película hasta ahora, bajó algo en 'Cachorro' (2004) y simplemente se defiende en 'Volando voy' (2005), dándole el ritmo adecuado a algunas escenas, y otorga oportunidades de papeles dramáticos a actores habituales de la comedia, como Fernando Tejero y Mariola Fuentes, que no parecen encajar bien en este género.
Hay escenas demasiado forzadas como la relación del niño con Begoña y otras de humor poco logradas tal es el chiste de la confusión del loro.
En la banda sonora se incluye la canción Volando voy de Kiko Veneno como ley motiv del título.
Película realizada con un presupuesto de casi cuatro millones de euros, cuyas escenas de persecuciones fueron rodadas en un plató para evitar riesgos innecesarios.
El film parece querer transmitir un mensaje a la sociedad de que siempre se puede recuperar a un delincuente.
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