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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras participar en un buen número de festivales, entre ellos los de Cannes y Sevilla, se estrena ahora 'Plan 75' (2022) de la directora japonesa Chie Hayakawa.
En Japón, el gobierno estima que los mayores se han convertido en una carga inútil en la actualidad para la sociedad, lo que acelera el envejecimiento de la población y para ello ha creado el llamado Plan 75, en el que se le propone a los ancianos que acepten un acompañamiento logístico y financiero para poner fin a sus vidas en un plazo breve a partir de cumplir los 75 años de edad y de esa forma también se equilibra económicamente la sociedad liberando la carga financiera.
No es una historia real pero tal vez no esté lejos de serlo, en un Japón que cada vez hay más ancianos y no aumentan los bebés.
Esta historia nos presenta a tres personajes, Michi, una mujer anciana de 78 años que trabaja de limpiadora en un hotel, pero cuando le invitan a jubilarse, no encuentra trabajo y se le acaban los recursos de subsistencia para vivir, y no le alquilan un piso a una persona tan mayor;
Yukio, viudo, que está dispuesto a unirse a su esposa ya fallecida, que se enfrenta a un práctico funcionario vendedor del Plan 75 que resulta ser su sobrino Hiromu, al que no ve hace muchos años; y la tercera es la de María, un joven enfermera de origen filipino, que se encarga de organizar los efectos personales de los fallecidos que trata de ganar dinero para operar a su hija de una enfermedad del corazón.
No todos los personajes están tratados con la misma profundidad ni tienen el mismo interés sus historias.
Algunos aspectos y características del cine que suele hacer Yasujiro Ozu, Shohei Imamura o Hirokazu Kreeda, resuenan en la ópera prima de esta nueva realizadora japonesa, Chie Kayakawa, que fue elegida la representante de Japón en la competición del Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Se trata de un drama anticipatorio que representa con una gran empatía el lugar que ocupan las personas ancianas en la sociedad japonesa.
La directora arranca de una premisa propia y sitúa la acción en un futuro cercano, en el que el gobierno nipón ha dictado un plan para que las personas de mayor edad se sometan a una eutanasia voluntaria, para de esa forma rejuvenecer la población actual que está cada vez más envejecida, ya que gracias a los adelantos de la medicina las personas suelen tener una vida más prolongada.
De esta manera la narración entrelaza los destinos de diversos personajes en este film que, desde una admirable contención, emociona al espectador hasta lo más profundo de su alma y apunta hacia un horizonte de esperanza en las relaciones intergeneracionacionales, cada vez más deshumanizadas, en las que se van rompiendo los vínculos familiares, algo que no ocurre por ejemplo en Filipinas.
De esta manera se ha creado el programa gubernamental que alienta a las personas mayores de esa edad a ser sacrificadas para remediar una sociedad cada vez más envejecida, pero no deja de ser un desprecio al valor de la vida y a la dignidad humana.
El guion nos parece un poco repetitivo con escenas que no son importantes mientras que otras no denuncian la gravedad del asunto y no invita a la comunión con el tema.
La directora no controla bien el ritmo aunque lo lleve a cabo con sobriedad.
La narración nos propone hacer una reflexión sobre el tema que aunque es ciencia ficción algún día tal vez podría ser una realidad, como de hecho ya lo es el tema de la eutanasia voluntaria que es legal y factible en algunos países.
Esta cinta supone el debut en solitario en un largometraje de Chie Hayakawa tras realizar varios cortos.
Posee una interpretación interesante por parte de la legendaria actriz Chieko Baisho.
Mención honorífica en el Festival de Claveland. Gran premio y trofeo de la crítica y del jurado joven en el festival de Friburgo. Mención especial en el Festival de Cannes. Premio Gallo de oro otorgado por el público a la mejor actriz para Chieko Baisho. Premio Pylon a la mejor interpretación a Chieko Baisho y mejor logro artístico en el Festival QCinema. Premio Bronze Alexander, Fipresci y de Valores humanos en el Festival de Tesalónica.
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