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CRITICA
Por: PACO CASADO
En los últimos tiempos el cine de Hollywood se está tomando a broma el género de gángsters.
Ahí están 'Una terapia peligrosa' (1999), 'Mickey ojos azules' (1999) y ahora 'Falsas apariencias' (1999).
El director es Jonathan Lynn, un realizador británico, especializado en la comedia, género en el que se inició con Monjas a la carrera (1990) y que no ha abandonado en las siete cintas que lleva hechas.
La mejor de su aún corta filmografía es 'Mi primo Vinny' (1992), porque tanto 'Su distinguida señoría' (1992) como 'Sargento Bilko' (1996) dejaban bastante que desear.
Aquí aborda una comedia sin otras pretensión que la de divertir, en la que un ingenuo dentista en apuros que descubre que su vecino es un gángster famoso, buscado por la Mafia de Chicago, que se ha refugiado en Montreal.
Su esposa Sophie pretende que lo delate llamando a un conocido jefe de la mafia dándole referencia sobre su paradero para cobrar la recompensa, pero las cosas se complican más de lo deseado.
El guion está lleno de giros sorprendentes y situaciones surrealistas que a veces se ven venir, pero que combina con inteligencia de forma acertada.
No es nada del otro jueves pero tiene cierto cinismo a la hora de reflejar la sociedad norteamericana.
Buena parte del gancho que pueda tener este film, que se situó en el primer lugar de la taquilla americana durante tres semanas, es Bruce Willis, un actor con el que el público se identifica muy fácilmente, aquí haciendo de un gángster venido a menos, llamado Johnny el tulipán, por la costumbre que tiene de mandar estas flores a los entierros de los que ha liquidado.
Bruce Willis se comporta contenido y sobrio encarnando al truhán desconfiado, capaz de matar a cualquiera por el simple hecho de poner mayonesa a una hamburguesa, algo que odia.
El otro atractivo es Matthew Perry, actor de la serie Friends que hace el personaje del ingenuo dentista.
El resto del reparto se completa con la eficacia de la modelo Natasha Henstridge o la experiencia de Rosanna Arquette.
Jonathan Lynn dirige con agilidad y sencillez, usando bien los recursos fílmicos, con lo que obtiene un agradable pasatiempo tan falto de pretensiones como simpático, que hace pasar un rato entretenido.
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