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CRITICA
Por: PACO CASADO
A José Luis Gonzalvo, joven realizador de nuestro cine y marido de La Chunga, le conocemos personalmente y hemos hablado en varias ocasiones con él y sobre cine. Conocíendole personalmente y sabiendo su forma de ver las cosas se explica uno mucho más está mala película.
La primera que realizó fue un cortometraje titulado "Sangre" que siempre se cita como modélico e interesante cuando se habla de él en la historia del cine español.
Su primer largometraje se tituló en un principio "Juan Pedo el dallador" y así, con este nombre se presentó en la Seminci de Valladoli, donde recibió una monumental pitada, arrebatándole el galardón el film, mucho más perfeco y acabado, Pedro Olea con "El bosque del lobo".
Gonzalvo achacó mil cosas para justificar aquello, pero la verdad es que le film de Olea le superaba infinitamente. Aquella cinta se llama hoy día para la explotación comercial en España "Ley de razas" y estaba protagonizado por La Chunga y Antonio como protagonistas. Era un film tan personal que lo visto tan solo gusta a su propio autor, ya que las cosas que según él quiere decir no se ven por ninguna parte y por otro lado su caligrafía es más bien deficiente.
Ahora, de buenas a primeras, nos tropezamos con otro film de José Luis Gonzalvo, el primero que se exhibe comercialmente en nuestra ciudad.
La película está realizada en el mismo tono personal en que él habla. Es una especie de cine amateur, para andar por casa, para enseñar a los amigos, para reir con los chistes privados o recordar los momentos deel rodaje, pero que no hace gracia al público.
Se trats de hacer una especie de crítica del playboy o chulo de nuestras costas que tiene las espaldas guardadas por el dinero y que se cree el rey del mundo.
Al film se le ha dado un aire camp con la introducción de letreritos que explican, en todo besto, lo que vamos a ver, al estilo de los films mudos y con pianillo nirtmico de fondo.
El guion está falto de profundidad, inconexo, con chistes sueltos por aquí y por allái, con situaciones que se inician y no terminan, como si a la película se le hubiera metido la tijera y quedara un poco coja, incomprensiblemente, pero al mismo tiempo realizada en con un mal gusto y una desana, un desconocimiento del oficio y unas pretensiones de altura que no llegan a nada, más que a confundir al espectador, a aburrirle durante la hora y diez minutos de proyección (afortunadamente) y nada más
Para colmo se tiene hasta la desfachatez de introducir un número folklórico sin venir a cuento y menos todavía e incluso advirtiéndolo al público, un desfile de modelos.
En definitiva así es el personalismo en el cine de José Luis Gonzalvo, cine independiente, que hace gracias a su propio dinero, que no se adscribe a escuelas ni a estilos, ni siquiera a la más mínima línea de un cine profesional hecho con corrección.
En el término moral, la película tan solo posee defectos de forma y exhibicionismo femenino constante, así como algunas frases de doble sentido y dudoso gusto.
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