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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un ex combatiente de la guerra de Secesión regresa a su punto de origen, cerca de la frontera mejicana, que a la sazón se encuentra víctima del terror impuesto alternativamente por una partida de bandoleros mejicanos y otra de antiguos sudistas que efectúan sus fechorías encapuchados habiendo creado una especie de secta del tipo del Ku Kus Klan.
Después de luchar contra unos y otros para librar a una joven a la que ambos quieren matar, se ven envueltos en una amarga disputa entre una banda de racistas sureños y otra de revolucionarios mejicanos.
Posteriormente se alía con los mejicanos para robar un importante cargamento de oro terriblemente custodiado en un fuerte, mediante un audaz golpe de mano.
Pero traicionado por el jefe mejicano logra huir con el oro y posteriormente, aunque mutilado en las manos, logra consumar la venganza que le había llevado allí, matando a quienes asesinaron a su mujer arruinando así su hogar.
Con un guion que incurre en exagerar todos los tópicos del género se extreman los actos de violencia, que en algunos momentos el espectador no tiene por menos que tomar a chacota.
El cine del Oeste europeo está llegando a unos extremos que está cambiando las constantes del western tradicional norteamericano.
Si proyectamos uno europeo y otro americano a continuación podría llegar a darnos la sensación de que estamos viendo dos películas de géneros distintos.
El western europeo está rompiendo la relación espacio-tiempo de las imágenes.
Se está falseando de tal manera que en su afán de buscar la violencia, de acumular muertes, llega a producir el efecto contrario.
Se cuentan ya por centenares los muertos que aparecen en este tipo de films.
Así se recurre a trucos de montaje, por ejemplo en los desafíos en el momento de sacar el revolver para lo que se usan tan pocos fotogramas, lo que suponen décimas de segundo, para dar una mayor sensación de rapidez, de esta manera todo queda entonces reducido a una serie de flash que ciegan la visión del espectador y le hunde en un mar de confusiones, porque en realidad no se pueden coordinar las imágenes a esa velocidad.
Si en verdad se llega a captar es por la costumbre de ver esa clase de escenas y nuestra vista está cada vez más habituada a capar esas imágenes a las que nos someten determinados realizadores.
Se produce aquí el debut de Franco Nero como protagonista y aunque tuvo varias secuelas no todas fueron interpretadas por él.
Realización convencional en todas las secuencias.
Interpretación forzada y exagerada.
Todo esto no son más que defectos de 'Django' (1966) y de otras muchas producciones de este género del western europeo.
Se introducen aquí cada cosas que parecen los inventos del tebeo que causan risa por lo exagerado.
Tiene una bonita balada compuesta por Luis Enrique Bacalov, algunas escenas están bien dirigidas, pero aisladas dentro del contexto general y una fotografía discreta de los paisajes españoles, mejorando en interiores, dentro de las escasas virtudes de esta cinta.
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