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CRITICA
Por: PACO CASADO
Jenny y Sally son dos hermanas gemelas que viajan por el Oeste acompañadas de su abuelo, que se gana la vida vendiendo un milagroso elixir compuesto de te con azúcar.
El anciano es un borrachín y un jugador que consigue ganar la última partida de su vida antes de morir acribillado a balazos.
Las dos chicas se convierten en propietarias de un rancho aparentemente sin valor, pero ambicionado por el más rico del pueblo que quiere apoderarse de él a toda costa.
El cine del oeste realizado en Europa está dando mucho dinero. El hallazgo de las dos gemelas, Pili y Mili, también es un filón comercial en estos momentos.
La unión de estos dos descubrimientos debe haber sido la bomba. Estas conjeturas se habrán hecho los productores de esta película antes de llegar a realizarla, pero por lo visto todas se han ido al garete porque su estreno ha sido un auténtico fracaso.
Se está agotando hasta tal punto el cine del oeste y las posibilidades argumentales de las dos chicas tras varios films interpretados, que lo único que podían hacer eran tonterías como ésta.
Junto a esas patochadas se metieron unos ballets a cargo de las dos hermanas.
La intervención en este sentido fue mala.
Tan sólo nos ha gustado algo la coreografía que Alfredo Alaria montó para su primera cinta, Como dos gotas de agua, porque la de esta película resulta tan tonta y desangelada.
Si como bailarinas son endebles, como actrices lo son mucho más, lo que ocurre es que disimulan porque el elenco que tienen a su alrededor no es brillante.
Tanto el argumento como el guion son muy flojos y en la misma línea está la dirección que con ese material, aparte de su poco sentido creador, no puede hacer una gran labor.
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