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CRITICA
Por: PACO CASADO
El polifacético Albert Boadella y su compañía de Els Joglars que lleva cuarenta años paseando sus más de treinta obras por los escenarios españoles, ha decidido también probar fortuna en el cine, debutando con esta parodia de los últimos días de Franco, traumatizado por la muerte de Carrero Blanco, donde el humor, la sátira y la ironía van de la mano.
Se basa en los hechos ocurridos durante esos dos últimos años del dictador que va mezclando con algunas imágenes reales extraídas de los NO-DOs de su etapa más gloriosa y algunas escenas oníricas que rompen el equilibrio entre el pasado y el presente.
El leve y débil argumento tiene dos líneas que van paralelas, una que se desarrolla en el interior del Palacio del Pardo, con Franco enfermo, rodeado de sus colaboradores, viendo cómo se descompone el régimen, y la otra en un bar en el que se da cita una gama representativa del pueblo español de todas las ideas, tendencias y colores, que espera los acontecimientos que están a punto de suceder.
La primera es más esperpéntica y la segunda menos conseguida, desde el punto de vista cinematográfico.
Esta historia puesta en un escenario hasta puede funcionar, pero en cine tiene fallos de guión y de ritmo, lenta en ocasiones, con escenas mal resueltas, un humor fácil y grotesco a veces y reiteraciones que lastran el interés del film.
En contraste un buen trabajo de Ramón Fontserè y de Pilar Sáenz. Y como es habitual todos los actores de la compañía hacen más de un papel.
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