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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película obtuvo en el pasado Festival de cine de Berlín el Oso de Plata, el Gran Premio del Jurado y el premio a al mejor actor revelación que compartieron sus dos protagonistas, Cui Lin y Li Bin, galardones que fueron muy contestados.
El director no oculta que se inspira en 'Ladrón de bicicletas' (1948), de Vittorio de Sica, de donde toma la idea del robo del vehículo a un obrero y su angustiosa búsqueda, pero a partir de ahí la línea argumental cambia por completo.
Aquí es un joven campesino que llega a la ciudad de Pekín y se coloca de mensajero, con opción a tener la bicicleta pagándola con parte de su sueldo, pero cuando lo ha logrado se la roban.
Un amigo la localiza, después de ardua búsqueda, pero ha sido comprada por un estudiante, tras sustraerle el dinero a su padre, para relacionarse con una chica y con sus amigos.
El film comienza a buen ritmo, pero después se hace premioso y reiterativo, con un discreto guion y una buena interpretación de los jóvenes actores, quedando un producto aceptable que intenta acercar su cine a la comprensión occidental.
La bicicleta aquí es todo un símbolo de una falta de medios de una clase obrera que quiere progresar, que viene del campo a la ciudad, y se encuentra con un duro contraste.
Eso mismo sucede en la geografía urbana en la que conviven viejas casas y callejas con altos y modernos edificios en avenidas abigarradas de tráfico.
Allí nada es lo que parece, sólo valen los sentimientos y las actitudes.
La cinta es toda una metáfora.
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