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CRITICA
Por: PACO CASADO
Este film ha sido premiado con el Grand Prix du film de suspense en 1968 en Francia.
No vamos a dudar de este galardón puesto que no sabemos con qué películas tuvo que competir.
No obstante no es una película excepcional, pero sí tenemos que reconocer que es un producto bien terminado, de los muchos que a diario lanza el mercado el cine de Hollywood
Su productor es Mel Ferrer, y por fin ha tenido más suerte que en sus películas precedentes en lo que al igual que este utilizó a su mujer como protagonista.
Tal vez el acierto esté en que no se encargó él también de la dirección, sino que la ha puesto en manos de un buen artesano del cine inglés, Terence Young, cuya veteranía y experiuencia en la forma de hacer cine está más que probada a través de las cintas de la serie de James Bond (él fue el iniciador) así como en los últimos films que han llegado fuera de los Bond, como "Triple Cross".
La procedencia teatral de la obra se nota en escasez y poca variedad de decorados, pero el vache se salva con la puesta en escena de Young y la interpretación de Audrey Hepburn, que se comporta como lo ques, una gran actriz, capaz de hacer la mejor comedia americana y dar respuesta más que aceptable en un drama.
Argumentalmente la película está bien llevada, mostrando interés constante al espectador que la presencia, aunque tengo algunas ingenuidades propias de este tipo de largometrajes.
Al final consigue un suspense bastante logrado.
En lo moral, la película posee varios crímenes y un acoso despiadado a la protagonista en un ambiente violento, pero sin excesos de crueldad ni morboso sadismo.
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