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CRITICA
Por: PACO CASADO
De un tiempo a esta parte el cine del Oeste americano ha dado un giro de 180 grados. Si tradicionalmente el papel de buenos lo llevaban los blancos, es ahora el indio el que es defendido una y otra vez en cada uno de los films que se vienen produciendo en los últimos tiempos, haciendole justicia como ser humano ultrajado en muchas ocasiones por la civilización.
Con este esquema se ha planteado Ralph Nelson esta película que ha cobrado cierta actualidad por la similitud de su relato con el hecho acaecido en la guerra vietnamita en la matanza de My Lai.
La película abre y cierra a manera de parentesis con dos matanzas.
De la primera resultan supervivientes la pareja protagonista que rellenará la parte central del largometraje en sus aventuras de todo tipo hasta llegar al mencionado final.
Y a lo largo de toda la cinta Nelson hace defensa del indio como en otros tiempos lo hicieron Aldrich en "Apache", Ford en "El gran combate" o Silverstein en "Un hombre llamado caballo".
A las relaciones de los dos protagonistas las dota Nelson de cierto ritmo, de ingenuidad, de gracia y frescura que hacen que sea mucho más asequible al espectador, aunque de haber sido otro director con más inteligencia e inspirado que Nelson, posiblemente le hubiera sacado más partido al producto.
No obstante hay que reseñar como aditivo que salva gran parte del escollo, la sensacional interpretación llena de frescura y vivacidad que hace de su papel Candice Bergen, siendo éste el mejor trabajo que le recordamos de cuantas películas le hemos contemplado, descubriéndonos una faceta que desconociamos en ella, al darnos la auténtica talla de lo que es capaz.
La secunda eficazmente Peter Strauss, un joven valor del cine americano, en un ingenuo papel.
Ralph Nelson, el irregular director de "Requiem por un campeón", "Lirios del valle" o "El último homicidio", no se encuentra nuevo en el género del western puesto que ya había dirigido antes "Duelo en diablo", que es, al decir de algunos, uno de sus mejores trabajos.
Con su experiencia sabe cubrir los baches del guion, utlizar bien la bonita música y sacarle producto a la fotografía en ancha pantalla y color.
Una vez más hay que elogiar esta rara virtud que posee el cine americano de poner en solfa con gran valentía y horadez esos retazos de historia que avergüenzan a un pueblo y que analiza con gran sentido de la autocrítica situándose en el justo medio y diciendo la verdad de lo ocurrido, desmitificando así el cine del Oeste que en otros tiempos no hizo más averrar la verdad y creer una idea totalmente distinta, apta para la propaganda y el consumo.
En lo moral el film posee algunas escenas desagradables, expuests con crudo realismo que hacen que se reserve a personas con formación.
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