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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Fortaleza infernal' (1992), de Stuart Gordon, nos sorprendió al ser una aceptable película de ciencia ficción en la que se prohibía tener más de un hijo y por eso el protagonista era condenado a 33 años a una cárcel subterránea de alta seguridad en la que no existen barrotes sino rayos láser y los prisioneros pueden explotar si intentan escapar.
A pesar de eso lo consigue.
Ahora se retoma el personaje, diez años después, implicado en un tema de guerrillas revolucionarias y de nuevo es enviado a Men-Tel, pero esta vez para que resulte más difícil la prisión no está bajo tierra, sino en el espacio.
Todo lo que en la primera sorprendía, aquí no ocurre, ya que nada nos llama la atención.
El alcaide disfruta dejando que los presos se enfrenten entre sí o a los guardianes y lanza al espacio exterior a los que desea eliminar como si fueran basura.
Los distintos intentos de fuga y las peleas constituyen el meollo de este film que posee un guion que a base de complicar la acción y alargar las situaciones llega a hacerse confuso y superficial, sin darnos en ningún momento una relación espacio temporal para situarnos, y todo es previsible desde el inicio.
Tampoco llama la atención el diseño de los personajes o la maldad de algunos de ellos.
Christopher Lambert hace un trabajo vulgar al igual que los actores que le rodean.
Excesiva resulta la música.
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