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CRITICA
Por: PACO CASADO
El joven cine mexicano parece dispuesto a recuperar su esplendor de otros tiempos y de vez en cuando nos llegan algunos de sus éxitos como el logrado por 'Como agua para chocolate' (1992), las películas de Arturo Ripstein y en breve veremos 'Amores perros' (2000) que acaba de ser nominado al Oscar a la mejor película extranjera.
En esta ocasión el film en cuestión, que vimos hace dos años en el Festival de de cine Iberoamericano de Huelva, se alzó después con la máxima recaudación de su país de ese año, con 9 millones de espectadores, y ahora llega a nuestras pantallas.
Se basa en la obra teatral del propio Antonio Serrano, que estuvo dos temporadas en cartel, y con la que debuta como director tras hacer su adaptación al cine.
Dos parejas en crisis, que viven en sendos pisos a un lado y otro de la calle, reciben la visita de una amiga y un amigo, solteros ambos, que vienen a acelerar sus problemas.
Se trata de una comedia de enredos, de equívocos que da lo que promete, encaminada a hacer pasar un rato entretenido con buen humor y alguna que otra reflexión en torno a la pareja, sus relaciones conyugales y los problemas de celos e insatisfacciones sexuales, en la que el ingenio sustituye en ocasiones a las situaciones consabidas y previsibles, que tampoco faltan, y en donde no se puede evitar su procedencia escénica.
Narrada a ritmo de vodevil, logra lo propuesto discretamente.
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