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CRITICA
Por: PACO CASADO
Son ya varias las producciones que el actor Clint Eastwood ha realizado para su propia compañía, la Malpaso, y casi todas ellas pertenecen al género de acción.
Para no salirse mucho de la línea trazada, en esta ocasión las imágenes marchan por el mismo camino y en este caso simultaneando el trabajo de actor y director.
Clint Eastwood es un actor que siempre se ha desenvuelto con una cierta eficacia en el cine de aventuras, bien sea en el género western o en el policiaco, generalmente.
A la hora de pasarse a la dirección, naturalmente eligió esos temas que tenía aprendidos y dominados, ya sea haciendo de policía o de vaquero en la serie de películas que hizo en Europa con los westerns a la italiana.
Aquello le dejó una huella marcada e incluso a la hora de hacer un film del oeste como Infierno de cobardes (1973) imitó a sus maestros europeos, sobre todo a Sergio Leone.
Ahora en su nueva cinta como actor y director a la vez no se ha apartado mucho de esa línea de cine.
El macizo montañoso del Eiger se alza majestuoso e imponente sobre las nubes de Suiza como un desafío a los hombres que sueñan con conquistar lo imposible.
Ese sueño ha sido ya abandonado por el profesor Jonathan Hemlock, un gran aficionado a la pintura que compatibiliza su trabajo en el instituto dando clases, con la profesión de asesino a sueldo para un servicio de inteligencia.
Además ha sido un excelente alpinista que se ha retirado del alpinismo tras dos intentos frustrados al intentar escalarlo el Elger.
Ahora se dedica a enseñar arte en un instituto lo que le posibilita entregarse a su otra gran pasión de coleccionar obras maestras.
Un día recibe el encargo de sancionar a un agente enemigo que participará en una escalada al macizo montañoso antes citado, lo que le obliga a dejar su retiro y vengar el asesinato de un viejo amigo.
La película en cuestión narra las aventuras de este hombre que fue agente de la CIA, ahora convertido en un profesor y coleccionista de arte, que un día recibe la visita de Dragón, un oscuro individuo, antiguo colaborador de los nazis, que le hace chantaje obligándolo a cometer dos asesinatos.
Jonathan Hemlock es un hombre fuerte, de original personalidad, con gran atractivo para las mujeres y simpático a un tiempo.
De esta manera se ve metido a asesino profesional, al que se le encarga "sancionar" a dos individuos.
Cumplido el primero ha de ir en busca del segundo, para lo que deberá volver a entrenarse en su vieja afición de escalador,
ya que la misión deberá ser realizada en la escalada del monte suizo Eiger, puesto que es un montañero que le gusta practicar ese deporte.
Esto le da pie al film a incluir el suspense y la emoción en la escalada en las escenas finales, sin privarse por ello de la consabida persecución en automóviles que resulta de lo más espectacular.
El guion está basado en la novela policiaca La sanción del Eiger, del escritor canadiense Rod Whitaker, más conocido como Trevanian, cuyo protagonista es un ex agente de la CIA convertido en un culto profesor de arte y coleccionista.
La cinta discurre por el camino del interés, sin que por ello pueda evitar alguna reiteración y un pequeño bache en la mitad, superado rápidamente por las escenas finales que suponen el punto álgido de la emoción.
Película simplemente correcta, aunque a veces le falle el ritmo y algunas escenas se hagan lentas en el largo metraje, con una brillante banda sonora del maestro John Williams que subraya los momentos más emocionantes y una buena fotografía en Technicolor de Frank Stanley que aprovecha bien los bellos paisajes de la cara Norte del Eiger situado en los Alpes suizos.
En cuanto a la interpretación es la adecuada por parte tanto de Clint Eastwood, como del seguro y eficaz George Kennedy y poniendo un punto de belleza la actriz de color Vonetta McGee.
Un film entretenido para los que gusten del cine de acción y especialmente para los aficionados al montañismo, ya que para ambos posee motivos sobrados de interés.
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