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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine, con sus muchas producciones sobre agentes secretos, espías y contraespías, ha mimetizado quizás en demasia ese mundo extraño y apasionante que debe ser el de los espías y agentes que cumplen misiones secretas.
Pocas son las veces que el cine ha tratado de acercarse al interior de estos personajes, de estudiarlos, conocerlos y mostrar el verdadero rostro y forma de vida, con toda su problemática, de los agentes que cumplen estos trabajos. Hombres que con sangre fría han de olvidarse de amistades cuando se trata de cumplir una misión sacrificando incluso a veces una larga amistad por ejecutar sus deber o salvar su propia vida.
Aquí se nos muestran a dos de ellos, sus relaciones y sus problemas, mentidos en una red invisible que terminará por atraparlos a ambos sin salida posible.
Cada uno es una cara de una etapa distinta del agente: uno el viejo y casi acabado, cansado de esa vida; el otro joven, ambicioso, con ganas de llegar, de alcanzar el puesto.
Pero ambos no son más que simples instrumentos de cerebros superiores que los manejan como piezas de ajedrez movidos para hacer jaque.
La cinta tiene un cierto interés dentro de su complicada trama no expuesta con mucha claridad, aunque con un ritmo vivo y dinámico que capta la atanción del espectador, llevada a cabo con profesionalidad, pero sin esa chispa del director experto que le da el toque maestro.
Tenía tema para haber hecho un gran film y se queda a mitad de camino, funcionando gracias a un buen trío de actores que actuan con segurdad.
No faltan las escenas espectaculares y de persecuiones que levantan el largometraje.
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