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CRITICA
Por: PACO CASADO
No siempre es fácil elegir un argumento para hacer una ópera prima y en este caso el canario Juan Carlos Falcón eligió uno difícil pero con una buena materia prima que ha enriquecido posteriormente lo que le ha hecho el trabajo más fácil, ya que se trata de la inspiración que le sugirió la novela de Nos dejaron el muerto, de Víctor Ramírez.
En un pueblo canario, en los años 60, Don Lucio, un personaje que era poco querido en la vecindad, y posiblemente el más odiado y temido del pueblo, fallece de repente. Su cohibida viuda, Eloisa, al no tener sitio en su casa le pide a su vecina Isabel que le haga un hueco en su vivienda para llevar a cabo el velatorio, por el que van desfilando todos aquellos, sobre todo mujeres, que de alguna forma quieren vengarse del muerto o ajustar cuenta con él por lo que les hizo pasar en vida, comenzando por su viuda, una mujer maltratada, que ha encontrado la libertad con su muerte. La propia Isabel esconde un gran secreto, su prima Benigna que limpia por fin su honra, Doña Josefa, una hipocritona que ya puede dejar de rezar, o Jorge que ya no tiene por qué seguir escondiéndose.
A través de sus actuaciones vamos conformando la figura del difunto y los motivos que cada uno de ellos tenía para alegrarse de su muerte.
A lo largo del guión se insertan temas como la venganza, el miedo, el rencor, los sentimientos, el odio, la tristeza, la injusticia o la alegría, siempre en personajes en los que se da la apariencia o el equívoco en su actuación, como puede ser también el doble sentido del título ya que no es sólo el ataúd sino también la caja fuerte que ansiosamente busca su viuda y alguno más.
Aunque la situación abarca desde el sábado a mediodía hasta el domingo a la misma hora y con una ubicación casi única, lo que podía dar lugar a cierta teatralidad, Falcón airea de vez en cuando el drama con otros escenarios que no es sólo el portón o patio de vecinos de la casa, mientras plantea con humor y amargura este drama de ribetes negros que no es fácil de contar pero del que sale airoso.
En su planteamiento hay una cierta crítica social y política a la represión que vivía el país en aquellos momentos y la falta de libertad, así como ciertas costumbres populares que enriquecen la buena ambientación a la historia.
Para ello ha dispuesto de un inmejorable plantel de actores, sobre todo las cuatro mujeres, que hacen personajes fuertes, valientes, acostumbradas a estar sometidas, ocultando verdades durante mucho tiempo, pero que saben salir adelante, sobre las que recae el mayor peso de la historia que están a cual mejor, por lo que tan sólo por la genial solvencia con que resuelven su trabajo merece la pena.
Una interesante dirección de Juan Carlos Falcón, con algunas pequeñas deficiencias o escenas que se podían haber suprimido, pero que no empañan el buen logro conseguido.
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