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CRITICA
Por: PACO CASADO
La visión de esta película sugiere muchas ideas pero terminan por concretarse pocas de ellas.
La protagonista absoluta es Violeta, una chica que está en los treintaytantos, que tiene una pareja estable, Ari, pero que se ve impulsada a serle infiel con cualquiera, por ejemplo Iván, el veterinario de su gata Liz, que está en celo, como parece estarlo también su dueña, o con Raúl un compañero de trabajo de Ari, en su busca constante de una felicidad que no acaba de encontrar, a pesar de la libertad que le es permitida por el hombre que la quiere de verdad que es Ari, quien asume sus infidelidades por miedo a perderla.
Violeta es una persona tremendamente egoísta, que no tiene en cuenta que con sus devaneos amorosos hace daño a los demás.
Hay otros personajes que sirven de referencia, caso de su madre para advertir el contraste generacional, Sergio, un homosexual, hermano de Iván, que vive y expresa libremente su condición sexual, o Berta, su mejor amiga y confidente a quien consulta sus inquietudes y pide consejos, que la conoció por ser una de las amantes de su marido.
El film parece ser reflejo de una juventud promíscua que no acaba de encontrar la felicidad entre tanta libertad sexual.
Algunas situaciones y personajes no son muy verosímiles, por mucho que toque un tema universal que afecta a muchos, aunque no interese a todos.
Es como una versión en femenino del Don Juan.
Los realizadores, que debutaron con 'Marta y alrededores' (1999), vuelven a hacer una comedia romántica, con problemas generacionales y amorosos, que habla de cosas sencillas y comunes.
Están muy bien, como es habitual, Alberto Jiménez, Roberto Enríquez y en la parte femenina Cayetana Guillén Cuervo, que está constantemente en pantalla, y la espontaneidad de Isabel Ordaz.
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